Génesis 15:1-6 explicación: el pacto de Dios con Abram

Génesis 15:1-6

Indice de contenido:

Lo que ha sucedido en los capítulos 13 al 14 deja a Abram con el sentido de temor, de enemigos por todos lados y de personas a su alrededor que quieren dañarlo, y aunque Abram ha salido victorioso y a salvo en todas estas, la sensación de peligro tuvo que presionar su corazón (la declaración de Dios en el verso 2 lo confirma). Los peligros que parecen contradecir las promesas de Dios al mismo tiempo llenan de temor a Abram, y como vemos este temor es contrario a la fe que era requerida por él.

Versículos 1 al 3

El texto tiene presente lo que había pasado en el capítulo 14, en este caso al decir “después de estas cosas…” (v. 1a), por lo que tiene en consideración el contexto anterior inmediato. Y después de esto nos dice el texto que YWHW vino la Palabra y hablo a Abram por medio de visión (cp. Num. 24:4, 16; 1 Re. 7:4-5; Ez. 13:7). Hay que entender que posiblemente esta visión sea una clase de trance, o sueño, donde Dios se muestra a sí mismo y no solamente habla directamente a Abram, sino que incluso se entabla una conversación bidireccional. Este tipo de experiencias es representativo de los profetas (cp. Is. 1:1; 21:2; Ad. 1:1; Am. 1:1-2; 1 Sa. 3:1). La palabra usada en la LXX es apocalipsis que se refiere a la revelación de Dios.

El contenido de la revelación

Primero, una orden “no temas”, segundo una declaración sobre sí mismo aplicada a la vida de Abram “yo soy tu escudo”, y una afirmación de los galardones que le esperan “grande será tu recompensa”. Aquí vemos varias cosas, en primer lugar, la declaración de Dios de proteger y cuidar a Abram y, por tanto, la aplicación en la vida de Abram de vivir sin temor, añadido a eso la de una recompensa muy grande. Lo que se entiende por esta recompensa es la de una herencia gigantesca para él. Es entendible que aquí Abram haya considerado el asunto de la descendencia, ya que las riquezas y poder que tenía en ese momento era inmensa (Ver la explicación de Genesis 14:1-16 y Genesis 14:17-24).

Aunque la conversación empieza a girar en torno a otras cosas, este comunicado y el contenido de la revelación sigue siendo importante. Dios se muestra aquí como quien pastorea a Abram, cuida de sus afectos y confirma sus promesas.

Alegato de Abram

La preocupación de Abram no solamente estaba alrededor del temor que existía en la tierra, al vivir como un extranjero en medio de una generación perversa, su preocupación se encontraba en la recompensa que Dios le había prometido y la aparente contradicción con el hecho de que el no tuviera descendencia. En este punto, el libro de Genesis nos muestra que el tener o no tener hijos es prerrogativa de Dios (cp. Gen. 12), en este sentido, lo que afirma Abram es que no tendría sentido aquella gran recompensa (v. 1b), si Abram no tenía hijos para los cuales darle como herencia.

En dado caso, quien tendría que heredar aquella recompensa seria Eliezer el mayordomo de Abram. Por tanto, en el versículo 3 afirma que Dios no le ha dado descendencia y quien será el heredero será su criado, esto, al parecer no iba a acorde con las promesas de Dios en los capítulos anteriores (cp. 12:1-3; 25:21; 30:1-2; Sal. 127:3).

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El comentario Exegético del AT afirma lo siguiente:

“Según la costumbre de las tribus nómadas, el siervo confidente, principal, sería heredero de las posesiones y de los honores. Pero este hombre habría podido llegar a ser hijo sólo por la adopción; pero ¡cuán tristemente alejado habría quedado esto de las esperanzas de paternidad que Dios le había animado a acariciar! Su lenguaje reveló un espíritu latente de mal humor, o tal vez una decadencia momentánea de la misma virtud por la cual él es tan renombrado ‐una sumisión absoluta a los planes de Dios como también a su manera de cumplir su promesa”.

La fe de Abram, aquella que vemos decaída y levantada en los aspectos rotundos de la gloria de la victoria y la obediencia ejemplar, es vuelto a poner por el piso en esa circunstancia. Este facto, la descendencia de Abram, sería de ahora en adelanto un elemento de prueba, amargura, regocijo y determinación en la historia que nos avecina.

Versículos 4 al 7

El no de Dios en la respuesta es enfático por la construcción hebrea traducciones como “he aquí vino la Palabra del Señor diciendo: no”, hacen un énfasis comunicativo (el término usado acá es una interjección que exige prestar atención). Por lo que Dios corrige de forma enfática la percepción errada de Abram, ese no será tu heredero (el siervo de Abram), el heredero saldrá de tus propias entrañas (será tu hijo). Aquí claramente Dios afirma que le ha de dar un hijo a Abram.

El versículo 5, nos dice que Abram salió fuera ¿A dónde? Lo más lógico es que esta conversación ocurriera dentro de su carpa, de noche durmiendo, lo que muestra que la visión fue una clase de sueño. Al hacerlo así Dios le dijo que mirara el gran cielo de Canaán que alumbraba con millones de lumbreras a todas direcciones, y le dijo que, si era capaz de contarlas, podría entonces contar su descendencia. La misma que habría de salir de sus entrañas (Gen. 17:16; 21:12).

En este texto, en el versículo 6, nos dice que Abram creyó a la promesa de Dios y Dios lo considero justo. Lo cual es un tanto complejo y difícil de interpretar, sabemos por el Apóstol Pablo que esto era un acto de justificación por la fe (cp. Ro. 4:3-6, 9, 20-25; Gal. 3:6-14), lo que nos lleva a la pregunta ¿Por qué considerar justificado por fe al creer estas promesas? Primero debemos entender que esta descendencia no era solamente un hijo de Abram, era un salvador prometido (cp. Gen. 3:15), era de esperarse que Abram entendiera que esta promesa iba más allá que algo meramente terrenal por lo que debemos ver estas promesas con los ojos de Abram y a luz del NT (cp. Heb. 11:8-11), por lo que sí, en efecto, Abram fue justificado por la fe en este texto al esperar un descendiente de parte de Dios, el hijo de la promesa (cp. Gal. 4; Stg. 2:23).

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Nota: el texto de Santiago 2:23 parece indicar el inicio de una relación de pacto por medio de la fe, como una clase de reconciliación más profunda en términos del Evangelio.

Versículos 7 al 11

El versículo 7 habla de Dios como revelándose, pero esto es algo que veremos constantemente en las Escrituras “el Dios que se revela en sus actos”, así como vemos el Dios que saco de Ur de los caldeos, también es el Dios que salva a Israel de Egipto, da la tierra de Canaán y envía a su Hijo, es Dios revelado en sus actos. Pero, ¿qué significaba o transmitía este acto que Dios habla en este texto? Lo que el texto nos transmite es que el propósito de este “sacar…” era para darle la tierra de Canaán, así mismo vemos que Dios también saco al pueblo de Egipto para darle aquella tierra, el acto de Dios al darle aquella tierra era un acto de redención donde el habitar implicaba una relación de pacto. La tierra, se nos dice, se le daría como herencia (cp. Gen. 13:15-17; Sal. 105, 11, 42, 44; Ro. 4:13).

La pregunta de Abram es extraña, ¿por qué preguntaría esto?, la pregunta es “¿cómo puedo saber que lo que dices es cierto…?”, parece ser una declaración de incredulidad, pese a la revelación de Dios (cp. Luc. 1:18, 34; Is. 7:11). En cierto sentido, Abram estaba pidiendo una confirmación para su fe, al igual como muchos otros hombres han hecho en otras porciones de la Biblia.

La respuesta de Dios ante la pregunta de Abram parte del hecho de lo que habría de hacer y revelar a continuación, lo que vemos es una lista de sacrificios que Abram debía buscar y traer ante Dios, los cuales aparecen posteriormente en el sistema de sacrificios dados por Dios (cp. Lev. 9:2, 4; 12:8; 14:30; Sal. 50:5). Estos sacrificios cumplían la función de servir para el establecimiento del pacto. Al parecer Dios estaba creando las condiciones específicas para que el pacto se llevara a cabo (cp. Mt. 26:28).

Por tanto, Abram coloco a los animales unos al frente del otro y, aunque el texto no lo especifique, Dios había mostrado que habría de hacer un pacto. El comentario de Plenitud dice “[…] la ceremonia de concertación de un pacto, casi exactamente como se hacía en otras culturas mediorientales de aquellos tiempos. Los pactos bíblicos, así como los seculares, se concertaban con sangre”, lo que nos indica que Abram sabía lo que estaba haciendo y lo que esto significaba.

El comentario Hispano dice algo más detallado “[…] Como parte de la realización de pactos, los actos rituales eran muy importantes. En estos actos, los animales se parten por la mitad para un sacrificio. Las partes en alianza pasan por el medio concretando así solemnemente el compromiso. Luego se ofrecen los animales en sacrificio a la divinidad a quien se considera testigo de la alianza. Parte se deja para la comida ritual que se comparte. Abram prepara los animales y espera hasta el atardecer luchando con las aves de rapiña y con la angustia que se apodera de él por la tardanza de Dios”, en este sentido lo que nos dice el versículo 11 es que Abram espero por Dios, Él, al parecer, se había tardado demás por lo que se vio en la obligación de proteger los sacrificios para permanecer su integridad.

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Las condiciones del pacto estaban listas, pero Dios tardaba.

Versículos 12 al 16

En esta actividad tardo cierto tiempo, lo más probable es que al anochecer las aves se fuesen ido, mientras que Abram le cayó un gran sueño, un sueño profundo u sopor, la palabra usada aquí tiene un uso que aplica para el caso cuando Adán cayo en un profundo sueño (Gen. 2:21) o el sueño que se apodero Saul y su comando enviado por Dios (1 Sam. 26:12), habla del sueño de los hombres en general (Job. 33:15), o el sueño profundo del perezoso (Pr. 19:15), al igual que el espíritu de sueño profundo enviado por Dios para los Israelitas (Is. 29:10). En la mayoría de los casos este texto se usa para indicar un sueño enviado por Dios para cumplir con ciertos propósitos.

Al mismo tiempo se nos dice que lo envolvió una gran oscuridad, o una oscuridad aterradora. La NTV traduce este texto de la siguiente forma “Al ponerse el sol, Abram se durmió profundamente, y descendió sobre él una oscuridad aterradora” (en este texto, antes de hablar de la oscuridad aterradora, aparece una partícula enfática). La idea es que algo se apodero de él, un sueño profundo y una oscuridad aterradora lo sumieron, lo cual parecer ser semejante a una visión (cp. Dan. 10:8-9).

Por lo que Dios habla en esta visión, pero lo hace como si fuera un profeta, le indica lo que ha de suceder con sus descendientes (véase versículo 2), indicando que estos serían puestos como esclavos por cuatrocientos años, extranjeros en tierra extraña y maltratados. Pero, al mismo tiempo Dios juzgara aquella nación y después de ello saldrían con grandes riquezas: serían salvados y bendecidos en aquel acto poderoso de Dios (cp. Ex. 11-12). Al mismo tiempo le indica que el morirá en paz, pero, en cambio, cuatro generaciones más los descendientes volverán a este sitio, la razón era porque la maldad de los amorreos (habitantes antiguos de Canaán) no había llegado a su cúspide, lo que confirma que la conquista en Canaán no era solamente una forma de darle la tierra al pueblo de Israel, sino también una forma de juzgar la maldad de aquellos hombres (cp. 1 Re. 12:40).

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