Génesis 22 explicación y comentario bíblico: el sacrificio de Isaac

Génesis 22 explicación

Indice de contenido:

En la explicación de Génesis 21 vimos dos aspectos importantes en el contexto de la promesa y los planes de Dios, vemos la confirmación de Dios en la herencia de Isaac y la confirmación de Abraham como habitante en la tierra de Beerseba. Las dos cosas estaban relacionadas con las promesas de Dios y estas son formas en las que Dios probó a Abraham en estos aspectos.  

Este capítulo cae en torno a este mismo aspecto, pero de una forma mucho más profunda y realmente clara. El texto nos indica que lo sucedido realmente era una prueba, la forma de hablar del Ángel enfatiza este aspecto y la idea real de todo queda clara. La descendencia de Isaac queda asegurada cuando nos da un previsto acerca de su esposa y como esta estaba directamente relacionada con los familiares de Abraham, lo cual puede ser contrastado con Ismael (cp. 21:21).

Versículos 1 al 2

El texto se sitúa “después de estas cosas” (se entiende como todo lo ocurrido en el capítulo 20 y 21), y la forma de expresión lo sitúa como un evento que marca un hito en la historia. Las pruebas de Dios suelen hacer eso y demandan rectitud de parte de aquellos a quienes él les ha mostrado su gracia o les ha hablado de alguna forma (Ex. 15:25-26; 16:4; Deu. 8:2; 13:3; Pr. 17:3; 1 Pe. 1:7), siempre se relacionaba con formas de tratar personalmente y lo que nos trasmite la Escritura es que lo hacía para limpiar y perfeccionar a los suyos con fines muchos más altos. Este Dios lo hace con aquellos que toma como suyos, puesto que la Escritura dice que si Dios no nos disciplina (una forma de percibir la prueba) entonces seríamos bastardos.

Esta simple declaración del versículo 1 nos da la clave para la interpretación del pasaje (cp. v.1; Heb. 11:17; Stg. 2:21), puesto que nos dice de forma explícita de que este asunto se trata de una prueba.

Cuando Dios lo llamó “Abraham”, el mismo respondió de inmediato “Heme aquí…” (esta parece ser una respuesta típica de darse al servicio: Is. 6:8; Ex. 3:4; Gen. 22:11), luego Dios continúa dándole directrices específicas sobre lo que debía hacer.

Le dijo que tomara a “Isaac, tu hijo, tu único hijo, a Isaac a quien amas la triple expresión enfatiza el valor de Isaac para Abraham:

  1. era su hijo, suficiente sentido para que lo amara grandemente;
  2. era su único hijo, una forma exclusiva de amor;
  3. era Isaac a quien Abraham ama.

El objeto de la prueba es bastante definido, el hijo de Abraham era su bendición, la promesa hecha carne y la alegría de su vejez, no obstante Dios no ignora eso, lo expresa totalmente en este texto.

Luego le dice que vaya a la tierra de Moriah a ofrecerlo como sacrificio, al parecer lo que nos muestra la Escritura es que este monte sería el lugar donde se asentaba el templo de Jerusalén y donde ocurrirían otros eventos importantes (cp. 2 Cr. 3:1; 2 Sam. 24:16-21; 2 Cr. 21:15-26), ahora bien, es imposible tratar de situar el monte, pero sí sabemos que fue en la misma región. Esto quedaba a unos 75 km de Jerusalén, por ello requerían de unos 3 días para llegar a su destino.

Ahora bien, Abraham debía tomar a su hijo y ofrecerlo como holocausto en alguno de los montes que Dios le mostraría. El holocausto es considerado el sacrificio más antiguo de la Biblia (Gn 8:20 y posiblemente en 4:4), y en este caso aparece en 5 ocasiones en este único capítulo (v. 2, 3, 5, 6, 7, 13) pero hasta el momento los holocaustos no son explicados, sino que son presentados más adelante de manera detallada en su naturaleza y propósito. En cierto,   a través de esta petición, Dios ponía a prueba a Abraham como él puso a prueba a sus primeros discípulos (Luc. 14:26).

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Versículos 3 al 5

La respuesta de Abraham, al igual que cuando le toco entregar a su hijo Ismael, fue la de pararse muy temprano a cumplir con su deber delante del Señor. Como vemos en el versículo 3 Abraham realizo todos los preparativos para cumplir con las indicaciones del Señor: se enalbardó su burro, asigno 2 siervos para el viaje, tomo a su hijo Isaac, corto la leña para el holocausto y partió hacia la dirección que Dios le había dado.

Al inicio de la historia de Abraham Dios lo llama a ir al lugar que Dios le mostraría, y al terminar él debía ofrecer a su hijo en el lugar que Dios le mostraría, el deber de Abraham era obedecer y Dios, conforme a lo prometido, le mostraría el lugar y algo más.

Al tercer día de viaje él vio el lugar (el monte) que Dios le había indicado, y fue allí donde les dijo a sus siervos que se quedarán abajo, puesto que él subiría junto a Isaac. Lo que les dice Abraham a sus siervos es importante que le prestemos atención (v. 5), lo primero que notamos es que el holocausto, entendido desde la perspectiva de Abraham, era un acto de adoración a Dios, pero también vemos que Abraham declaraba que él regresaría con el muchacho ¿Acaso Abraham sabía lo que habría de suceder?  La respuesta más bíblica, es que él tenía fe de que Dios era capaz de resucitar a su hijo (cp. Heb. 11:19).

“[…] se cree generalmente que “El lugar que Dios le dijo” era uno de los collados de Jerusalén, sobre el cual el Gran Sacrificio fue ofrecido más tarde.”

—Jamieson Fausset Brown

Versículos 6 al 8

Entre el versículo 5 y el versículo 6 hay un inciso, algo que ocurre, pero que no es necesario incluirlo dentro de la narración. Desde el lugar donde Abraham deja a sus siervos hasta la cima del monte, posiblemente pasaron unos largos y tenebrosos 10 minutos (dependiendo del tamaño del monte). Quitando esta escena del pasaje, el autor nos dirige directamente a lo ocurrido en el versículo 6, nos presenta una imagen impactante y desafiante en sí misma.

Tomo Abraham la leña y la puso sobre su hijo Isaac, mientras que él llevaba el fuego en una mano y el cuchillo en la otra mano, la imagen era clara: allí estaba el sacerdote y el sacrificio, sobre el cordero iba la leña para el holocausto y quien incendia y derramaba la sangre era el sacerdote. Pero, para Isaac, la imagen no es clara ¿Dónde estaba el sacrificio? Por eso mismo le pregunta a su padre sobre este, y la respuesta, al parecer algo esquiva y providencialmente clara, era la de “Dios proveerá el cordero para el holocausto”. Claramente, esta declaración era dada por Abraham con miras a evadir la respuesta real: no habría cordero, el sacrificio sería Isaac (Mt. 26:39, 42; Jn. 18:11).

La provisión de Dios se ve por medio de su propio hijo (Jn. 1:29, 36).

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Versículos 9 al 12

Nos dice el texto que, naturalmente, llegaron al lugar que Dios le había mostrado o dicho a Abraham. Fue allí donde se nos dice que Abraham edifico un altar, algo que como hemos visto por otros pasajes, Abraham hacía con frecuencia dependiendo de diferentes ocasiones, en la mayoría de las ocasiones en las que Abraham edificaba un altar se trataba de una respuesta a la revelación o la bondad de Dios, pero en este caso forma parte de un mandamiento explícito a ofrecer sacrificio en holocausto.

El término altar se refiere a una plataforma de barro en la que se ofrecen sacrificios quemados en forma de adoración, es la manera común como se representa el sacrificio en el libro de Génesis. Esta plataforma era donde reposaba el sacrificio ofrecido, consumiéndose por completo, y subiendo el humo como olor fragante ante Dios.

Aquí vemos a Abraham dedicándose a la construcción de lo que sería el lugar donde su hijo debía morir. Posteriormente, preparó la leña, es decir, coloco la leña en el lugar que le correspondía en el altar.

Una vez que Abraham termina de preparar al lugar, pasa a preparar el sacrificio, y ata a Isaac, a su hijo, su único hijo, a quien él ama (v. 2), es atado, luego es puesto sobre el altar y sobre la leña, es decir, es puesto en el lugar del sacrificio. Y Abraham tomó su cuchillo para matar a su hijo en sacrificio (NTV), el término usado aquí para matar tiene un uso casi exclusivo para referirse a matar para el sacrificio, de allí se deriva que la NTV lo traduzca de esa forma para arrojar luz sobre el evento (según Vine se usa 51 veces de esta forma [de las cuales 30 aparece en Levíticos] de las 80 apariciones que tiene en el AT).

Lo que ocurre en el versículo 11 y 12 muestran la naturaleza de la prueba, puesto que, presumiblemente, cuando Abraham tomó el cuchillo para matar a su propio hijo el Ángel del Señor le gritó “¡Abraham, Abraham!”, una forma muy particular de llamar a Abraham y otros de sus siervos, repitiendo su nombre dos veces, según algunos esto indica que Abraham era alguien cercano (ver Ex. 30:4; 1 Sa. 3:10; Hch. 9:4; 26:14), aunque pareciera también tener relación con la revelación específica de Dios. Esto último es interesante tenerlo en cuenta, puesto que Dios habla muchas cosas con Abraham en este pasaje.

Ante este llamado, Abraham dijo, como en otras ocasiones, “Heme aquí…” (v. 1, 7) presto para responder al llamamiento y la dirección de Dios, la dirección divina para Abraham fue que “no le hiciera nada al muchacho” es decir, el Señor lo ha librado de la muerte y Dios lo ha librado de la orden de sacrificar en holocausto a su propio hijo, la expresión es doble (1) “no extiendas tu mano sobre el muchacho…” y (2) “no le hagas ningún daño…”, de modo que de manera enfática queda clara que Abraham quedaba libre de matar a su propio hijo, en este sentido Isaac en sentido figurado resucita de entre los muertos.

La declaración final es interesante, puesto que dice “Ya conozco que…” indiferentemente del conocimiento o de la forma como vemos esto ¿Realmente Dios necesitaba “conocer” a Abraham? ¿En qué sentido debemos ver esta declaración? Debemos comprender esta declaración como que ahora, sin lugar a dudas, Abraham demostró con sus hechos ofrecer a Isaac como sacrificio, es decir, virtualmente hablando, Abraham había sacrificado a su hijo, aunque la sangre no había sido derramada.

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El objeto del conocimiento o aquel aspecto que quedaba demostrado en esta prueba es que “temes a Dios…” (ver Sal. 1:6; 2:11; 25:12, 14; 111:10; 112:1; Ap. 19:5) desde la perspectiva del pacto esta era una demanda de vivir en una relación personal con Dios (Gen. 17:1), por lo que realmente demostró Abraham es entregar aquello que era suyo, aquello que era único para él y aquello que él amaba, cuando Abraham ofreció a su hijo se ofreció a sí mismo, ofreció aquello que tenía más valor y que más afectó tenía, pero, como nos dice el autor de Hebreos, Abraham creía en la promesa de Dios “en Isaac tendrás descendencia…” por lo que lo hizo con fe.

Esa es la razón de que se ha confirmado el temor de Dios en Abraham, puesto que ofreció aquello que más amaba.

Versículos 13 al 14

Entonces Abraham alzo sus ojos y aquello que el mismo había afirmado se había hecho realidad, allí estaba el cordero que Dios proveía para el holocausto, el cordero se había quedado trabado con sus cuernos en una zarza. Por tanto, Abraham vio esto como una clara provisión de Dios, fue allí y tomó el cordero y lo ofreció como sacrificio en el lugar de su hijo Isaac. He aquí el gran evangelio, Dios provee un cordero que ha de tomar el lugar de los descendientes de Abraham, aquellos descendientes que son considerados por fe en su hijo, pero este cordero es el mismísimo hijo de Dios, aquel que es, al igual como lo fue para Abraham, su hijo, su único hijo y a quien el Padre ama ¡Y Dios entregó a Jesús! ¡Él llevó al final aquello que Abraham fue librado hacer! (1 Co. 5:7-8; 2 Co. 1:9-10; 1 Pe. 1:19-20)

Por esa razón Abraham coloca un nombre importantísimo a ese lugar, Yahveh Jireh, el Señor ha provisto un cordero para el sacrificio en el lugar de los descendientes de Abraham, Dios ha provisto a su hijo para morir en nuestro lugar. Y es precisamente por eso que surge un dicho, al parecer entre los Israelitas, en “el monte del Señor será provisto”.

Versículos 15 al 18

Fue a causa de esta obra de Abraham que el texto nos lleva a decir que Dios juró por sí mismo que cumpliría su promesa, que en su descendencia serían benditas todas las naciones de la tierra, lo que da mayor fuerza a las promesas (Heb. 6:13-14; Ro. 4:13-14; Luc. 1:73; Jn. 8.56).

Versículos 19 al 24

Este epílogo, en esta historia, nos coloca en el lugar donde Abraham se quedaría a vivir, en Beerseba, el lugar del juramento y del pacto, ahora bendecido con esta prueba sobre su vida y la plena confianza del juramento de Abraham y de la perpetuidad de su descendencia. En este mismo sentido se le informa al lector sobre aquella mujer que sería esposa de Isaac, claramente, esto ocurre algunos años antes de Génesis 23, pero prevé la perpetuidad de la descendencia de Abraham y se confirma las bendiciones pactales establecidas en el juramento de Dios en los versículos 15 al 18. 

 

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