Explicación de Filipenses 3:20

Ciudadanos del cielo

Indice de contenido:

Los cristianos somos ciudadanos de un reino celestial, no de este mundo. Eso es lo que nos dice el apóstol Pablo en Filipenses 3:20, donde escribe: “Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos a El Salvador, al Señor Jesucristo”. ¿Qué significa esta afirmación para nuestra vida y nuestra esperanza?

En este artículo, vamos a explorar el contexto y el significado de este versículo, así como sus implicaciones prácticas para nuestra identidad y nuestra misión como seguidores de Cristo.

Veremos cómo Pablo nos anima a vivir como extranjeros y peregrinos en este mundo, anhelando la venida de nuestro Rey y la transformación de nuestro cuerpo. También veremos cómo esta esperanza nos motiva a ser fieles testigos del evangelio y a buscar las cosas de arriba, no las de la tierra.

Versículo 20

El contraste se marca en este versículo: en cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, es decir, somos parte del reino de Dios, no somos sus enemigos, adoramos a Dios como nuestro único Dios, no servimos a nuestros placeres, etc. El contraste es marcado. De allí, del cielo, anhelamos recibir a nuestro salvador Jesucristo.

El contraste de lo que buscamos llegar a ser (v. 17), aquellos que evitamos ser (vv. 18-19), y aquello que somos (v. 20). El texto habla sobre quienes deberíamos ser, lo que somos, y lo que son los falsos creyentes/profetas. La ciudadanía nuestra, la cual no es otorgada por gracia, y por amor y bondad de Dios.

La ciudadanía celestial ya ha sido mencionada por Pablo (1:17; Ef. 2:19), el término usado es politeuma. En ambos textos se manifiesta esta idea relacionada con el comportamiento, es decir, comportarnos de una forma digna del evangelio, es equivalente a comportarnos de una forma consecuente a nuestra ciudadanía celestial. En Hechos 23:1 Pablo utiliza este término para referirse a su vida en general, por lo que la palabra transmite la idea de comportarse en a la vida.

Leer más  Explicación Filipenses 1:7

La idea transmitida en cuanto al “cielo” es la de un reino, una ciudad, un país, etc. De allí que sea la idea de ciudadanía, propia de la ciudad. No obstante, es de allí (del cielo) de donde anhelamos recibir a nuestro salvador (cp. Hch. 1:11; 1 Ts. 4:16; 2 Ts. 1:7-8; Ap. 1:7). Los conceptos ligados a esta frase son la de Jesús como salvador, pero también como Señor y Mesías.

Puedes ahondar más en este y otros temas visitando nuestra explicación del libro de Filipenses.

Aprende más de la biblia

Scroll to Top