El Libro de Sofonías es uno de los libros proféticos menores del Antiguo Testamento. Sofonías profetizó durante el reinado de Josías, un tiempo de reforma religiosa en Judá. El tema principal del libro es el «Día del Señor», un tiempo de juicio sobre Judá, las naciones vecinas, y toda la tierra, pero también un tiempo de esperanza para los que se arrepienten. Sofonías enfatiza tanto el juicio inminente de Dios como la promesa de restauración y bendición para el remanente fiel.
Capítulo 1: El anuncio del «Día del Señor» y el juicio sobre Judá
Sofonías comienza anunciando el juicio universal que Dios traerá sobre toda la tierra debido al pecado. Dios promete barrer todo lo que hay sobre la tierra, pero se enfoca específicamente en el juicio sobre Judá y Jerusalén por su idolatría y corrupción. Los que adoran a otros dioses junto con el Señor serán castigados. El «Día del Señor» será un día de gran angustia, oscuridad y destrucción. Sofonías advierte que la riqueza, el poder y las posesiones no podrán salvar a nadie del juicio de Dios. Jerusalén será destruida porque su gente ha sido rebelde y ha desobedecido a Dios.
Capítulo 2: Llamado al arrepentimiento y juicio sobre las naciones vecinas
Sofonías llama al arrepentimiento, especialmente a los humildes, diciendo que si buscan al Señor y practican la justicia, podrían ser protegidos en el «Día del Señor». Luego, el profeta dirige su atención a las naciones vecinas de Judá, proclamando juicio sobre ellas. Los filisteos (Gaza, Ascalón, Asdod, y Ecrón), los moabitas, los amonitas, los etíopes y los asirios (particularmente la ciudad de Nínive) serán destruidos por su arrogancia y maldad. Dios castigará a estas naciones que se han levantado contra Su pueblo. El profeta describe cómo estas naciones quedarán desoladas y vacías debido a sus pecados.
Capítulo 3: El juicio sobre Jerusalén y la promesa de restauración
Sofonías vuelve a Judá y denuncia la corrupción de Jerusalén. Los líderes de la ciudad son comparados con leones rugientes, y los profetas y sacerdotes son descritos como traidores. A pesar de que Dios ha enviado advertencias, Jerusalén no se ha arrepentido de su pecado. Sofonías proclama que Dios juzgará a las naciones y purificará a Su pueblo. Sin embargo, el capítulo termina con una promesa de restauración: Dios reunirá a los dispersos de Israel, purificará sus labios, y les permitirá adorarle de manera pura. Habrá una restauración completa de Israel, y Dios se regocijará sobre Su pueblo. Jerusalén será renovada, y Dios morará en medio de ellos. Este capítulo resalta tanto el juicio como la misericordia de Dios, destacando Su amor hacia los humildes que se arrepienten.