Explicación Malaquias 1:14

Explicación de Malaquías 1:14

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El pasaje de Malaquías 1:14 expone la falta de reverencia y respeto hacia Dios por parte del pueblo, evidenciada en la presentación de ofrendas inaceptables. Este análisis destaca la discrepancia entre la actitud del pueblo y el honor que el Gran Rey merece.

Asimismo, revela la gracia y misericordia de Dios, a pesar de su justa maldición. Los sacerdotes, responsables de evaluar y aceptar las ofrendas conforme a los mandatos divinos, también son confrontados por su complicidad en estas acciones deshonrosas.

¿Qué significa Malaquías 1:14?

Este pasaje cierra con una maldición, pero la actitud sigue siendo la misma, puesto que no tan solamente ofrecen al robado, al dañado y enfermo, sino que además prometen dar a Dios aquel macho sano y fuerte, y ofrecen al débil y cojo. Lo que estaban haciendo era robar y mentir ¡Nada más y nada menos que en la adoración a Dios!

El engaño en las ofrendas, aun en lo íntimo de nuestro corazón, es descubierto por Dios y cabe destacar que esto tiene como resultado el castigo de Dios (ver Hch. 5:1-11), aunque estos estaban haciendo tales cosas y Dios mismo los estaba maldiciendo, el mismo hecho de que aún no derramara todo su furor sobre ellos demuestra su gracia y misericordia.

Los sacerdotes estaban aceptando aquello que Dios no aceptaba, ellos debían evaluar la ofrenda y recibirla conforme a los delineamientos del mismo Señor (cp. Lev. 22:18-20; Deu. 15:19-23). El mal es más grande, cuando este animal era ofrecido por medio de un voto (ver Num. 15:3, 8-10), dicho voto generalmente tiene como fin invocar a Dios para que nos sea favorable en algún asunto (cp. Num. 21:2; 2 Sam. 15:8) Pero, ¿Cómo les sería benevolente si ellos mismos al momento de hacer el voto ofrecían sacrificios claramente inaceptables?

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La razón indicada con la partícula usada en el hebreo, es que “Él es Él gran Rey” (cp. Sal. 47:2; 48:2; 95:3; Jer. 10:10; Dan. 4:37) interesante notar esto con el contraste con los gobernantes (v. 9), pues si los gobernantes menores de este mundo no aceptan tales obsequios, ¿Qué les hace pensar que el Gran Rey aceptará tales ofrendas? Otro detalle es la expansión del nombre de Dios sobre todas las naciones, lo cual debe implicar su reinado sobre cada rincón de la tierra (Sal. 22:27-29; 76:12; Ap. 15:4). Las naciones de la tierra exaltan el nombre de Dios, pero su propio pueblo desprecia el templo, la mesa del Señor, su nombre, los sacrificios y la adoración genuina.

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