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Explicación de Lucas 14:23 | ¿Qué significa fuérzalos a entrar?

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Lucas 14:23 «Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.»

Contexto de Lucas 14:23

Lucas 14:23 pertenece a la parábola de la Gran Cena que el Señor relata en Lucas 14:16-24. El Señor Jesús relató esta parábola en medio de un banquete de un gobernante que era fariseo (Lucas 14:1). Estando en el banquete, el Señor notó la soberbia, avaricia y egoísmo de los fariseos y de los presentes, los cuales buscaban los primeros puestos e invitaban a otros con el fin de obtener favores y recompensas de ellos (Lucas 14:8, 11-13). 

Además, parece sugerir que Jesús fue invitado a esta cena no porque fuera un invitado grato, sino como una oportunidad para acecharle (Lucas 14:1). 

La parábola de la Gran Cena tiene varios objetivos. El primero de ellos es mostrar la gran benignidad del Señor al convidar a su cena no solo a príncipes y personas de renombre, sino también a los miserables y necesitados: pobres, ciegos, cojos, extranjeros y pecadores. Con esto no solo muestra el pecado de los fariseos y los ricos al no incluir en sus banquetes a los más necesitados, sino también su determinación en no dejar entrar al reino de los cielos a los soberbios y arrogantes sin arrepentimiento. De hecho, más adelante ellos murmuran de Jesús porque comía con pecadores y los recibía (Lucas 15:1-2)

La parábola describe dos tipos de invitados. Los primeros invitados por el rey, eran personas de renombre y riqueza. Probablemente, una manera de describir la arrogancia y avaricia de los fariseos que se creían mejores. 

El Señor Jesucristo, al igual que a los demás judíos, les ofreció al reino mediante la fe en él. Pero todos ellos pusieron excusas vacías y sin sentido, demostrando un profundo odio hacia su Señor y que no tenían ni deseo ni intención de participar en el banquete con el rey. Mismo odio y desprecio que los fariseos y maestros de la ley demostraron hacia el Señor Jesús y hacia su invitación. 

Pero por causa de este rechazo, el rey cerró las puertas a estos invitados y extendió la invitación a los que no estaban en la lista en el principio. El Señor Jesucristo repetidamente afirmó que él vino a rescatar lo que se había perdido, y que no son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos (Lucas 5:31-32). 

El Señor por un lado cierra las puertas y a los orgullosos, pero recibe en su reino a todos los humildes sin importar su condición de miseria y pecado. Y es en este contexto, donde vienen las palabras de Lucas 14:23. 

Significado de Lucas 14:23 

En los caminos y en los vallados, generalmente se encontraban las personas más pobres que no tenían donde vivir. Eran personas de mucha necesidad y muy marginadas. El señor manda a buscar a todos estos para que también participen en la boda. El señor quiere llenar su reino de personas miserables que con arrepentimiento se acerquen a él. Como bien lo afirma el apóstol Pablo: 

«Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;  27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;  28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,  29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.» (1 Corintios 1:26-29  26).

En la parábola de la Gran Cena, tenemos tres tipos de invitados.

  • Los primeros convidados. Los primeros convidados, al ser los invitados del rey, probablemente eran nobles y gente de poder. Eran personas que en teoría estaban cerca del rey, pero parece que a espaldas le aborrecían. Esto es una clara referencia a los fariseos y maestros de la ley. Los cuales eran orgullosos y hambrientos de poder, aparentaban estar cerca de Dios, pero le odiaban. Y estos, al recibir la invitación del Señor Jesucristo, debían aceptar. Pero no lo hicieron. Rechazaron su invitación.
  • Los de las plazas y las calles de la ciudad. Los de las plazas y las calles de la ciudad probablemente haga referencia a lo más marginado y despreciado del pueblo de Israel, como los publicados y pecadores que se acercaban a Jesús y sí le escuchaban, y comían con él (Lucas 15:1-2).
  • Los de los caminos y vallados. Y los terceros invitados hacen referencia a los gentiles. Los que están en los caminos y los vallados eran como extranjeros, pobres y miserables que ni siquiera pertenecían a la ciudad. Es una referencia a nosotros los gentiles, porque no éramos parte de la ciudad, ni servíamos al rey. Y sin embargo, él envió a sus siervos los apóstoles para predicarnos el evangelio e invitarnos a su Gran Cena.

El texto nos enseña varias cosas.

  • Primero, que Dios rechaza a los soberbios y da gracia a los humildes. Los primeros invitados no eran dignos de la invitación, por eso el Señor los rechazó. Pero extendió su invitación a los pecadores y miserables para que cenaran con él. Por lo que es necesario tener humildad y reconocer nuestra condición de miseria para creer y seguir al Señor Jesucristo.
  • Segundo, que Dios utilizó el rechazo de los fariseos para llevar el evangelio a los marginados de Israel y luego, a los gentiles.

¿Qué significa fuérzalos a entrar? 

Fuérzalos a entrar significa que generalmente las personas no ven el privilegio que el Señor Jesucristo les otorga al invitarlos a su reino a través del evangelio. Y por eso, las exhortaciones y la proclamación de los juicios del Señor son necesarios para que nuestro corazón se humille y despierta del sueño espiritual. Forzarlos es una manera de decir que debían persuadirlos de todas las maneras posibles para que fueran a la cena. 

El pecado nos hace ciegos y perezosos, duros de corazón al invitación de salvación del Señor Jesucristo, el cual es un enorme privilegio que muchos rechazan. Y por eso, el Señor tiene que usar exhortaciones y juicios para que el corazón tema y se arrepienta para seguir al Señor. 

Calvino dice al respecto en su comentario a Lucas 14:23


«Obligarlos a entrar. Esta expresión significa que el dueño de la casa daría órdenes de hacer uso, ya que fueron, de violencia por obligar a la asistencia de los pobres, y no dejar de lado ninguno de los restos más bajos de la gente. Con estas palabras, Cristo declara que juntaría todas las desviaciones del mundo, en lugar de admitir a esas personas desagradecidas en su mesa. La alusión parece ser a la manera en que el Evangelio nos invita; porque la gracia de Dios no solo se nos ofrece, sino que la doctrina se acompaña de exhortaciones adecuadas para despertar nuestras mentes. Esta es una muestra de la asombrosa bondad de Dios, quien, después de invitarnos libremente, y de percibir que nos damos a dormir, aborda nuestra pereza con súplicas sinceras, y no solo nos excita con exhortaciones, sino que incluso nos obliga con amenazas.»

Enseñanza de Lucas 14:23

El texto nos muestra la urgencia de que aceptemos la invitación del Señor Jesucristo a su Gran Banquete y a ser parte de su reino. No podemos esperar, tenemos que hacerlo ya. Tenemos que ser obedientes y recibir con gratitud y diligencia la invitación de nuestro Señor a su reino. 

El texto nos muestra el gran amor de Dios que sin importar nuestra vida pasada y nuestra condición, nos extiende su invitación para que seamos renovados y comamos con él en su reino eterno. 

Pero también queda una gran advertencia: si no escuchamos la invitación, las exhortaciones y las amenazas; queda un terrible juicio para nosotros. El Señor ya no nos admitirá en su cena, y con ello, vendrá la condenación eterna. 

No podemos ser como aquellos que dicen: «después de que viva mi vida, me entregará al Señor», «primero disfruto mi vida y luego sirvo al Señor». ¡Ay de los que piensan así! Cuando estén frente a la puerta, queriendo entrar al banquete, el Señor nos los admitirá porque se excusaron y rechazaron su bondadosa invitación. 

El momento de arrepentirnos es hoy. 

«Expresada en forma positiva, la única lección central de la parábola es: ACEPTA LA

MISERICORDIOSA INVITACIÓN DE DIOS. ¡HAZLO AHORA MISMO!»  (William Hendricksen, Comentario Al Nuevo Testamento, El Evangelio Según Lucas, capítulo 14. ). 

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