El Libro de Jonás es uno de los libros proféticos menores del Antiguo Testamento. A diferencia de otros profetas, el enfoque del libro está en la historia personal de Jonás y su misión en Nínive, más que en un mensaje profético extenso. El libro trata temas profundos como la obediencia, el arrepentimiento, y la misericordia de Dios, tanto para Israel como para otras naciones.
Capítulo 1: La huida de Jonás
Dios llama a Jonás a ir a la gran ciudad de Nínive y proclamar juicio contra sus habitantes debido a su maldad. En lugar de obedecer, Jonás decide huir de la presencia de Dios y toma un barco rumbo a Tarsis, que estaba en la dirección opuesta a Nínive. Durante el viaje, Dios envía una gran tormenta que amenaza con hundir el barco. Los marineros, aterrorizados, claman a sus dioses y finalmente lanzan a Jonás al mar después de que él confiesa ser la causa del peligro por huir de Dios. Al ser arrojado al agua, la tormenta cesa, y Jonás es tragado por un gran pez preparado por Dios.
Capítulo 2: La oración de Jonás desde el pez
Dentro del vientre del pez, Jonás ora a Dios. En su oración, agradece al Señor por haberlo salvado de la muerte y reconoce la misericordia de Dios. Jonás promete cumplir sus votos y adorar a Dios, reconociendo que «la salvación es del Señor». Después de tres días y tres noches en el pez, Dios ordena al pez que vomite a Jonás en tierra firme, dándole una segunda oportunidad para obedecer.
Capítulo 3: Jonás predica en Nínive
Dios nuevamente le ordena a Jonás que vaya a Nínive y proclame Su mensaje. Esta vez, Jonás obedece y entra en la ciudad anunciando: «Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida». Sorprendentemente, los habitantes de Nínive, desde el rey hasta el más humilde ciudadano, creen en el mensaje de Jonás, se arrepienten de sus pecados y ayunan en señal de arrepentimiento. Incluso los animales son cubiertos de cilicio como parte del ayuno. Dios ve el arrepentimiento genuino de los ninivitas y decide no destruir la ciudad.
Capítulo 4: La reacción de Jonás y la misericordia de Dios
A pesar del éxito de su misión, Jonás se enoja porque Dios perdona a Nínive. Jonás había esperado que Dios destruyera la ciudad, y se queja de la misericordia de Dios. En su enojo, Jonás sale de la ciudad y se sienta a esperar a ver qué sucederá. Dios hace que una planta crezca rápidamente para dar sombra a Jonás, lo que lo alegra, pero al día siguiente, Dios envía un gusano para que destruya la planta, y luego un viento caliente y un sol abrasador. Jonás se enoja nuevamente, esta vez por la muerte de la planta. Dios usa esta situación para enseñarle a Jonás una lección sobre Su compasión. Si Jonás tiene compasión por una simple planta, ¿cuánto más debería Dios tener compasión por una gran ciudad como Nínive, donde hay más de 120,000 personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, además de muchos animales?