Jonás capítulo 2 (RV60):
«1 Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez,
2 y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste.
3 Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, Y me rodeó la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.
4 Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; Mas aún veré tu santo templo.
5 Las aguas me rodearon hasta el alma, Rodeóme el abismo; El alga se enredó a mi cabeza.
6 Descendí a los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.
7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.
8 Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan.
9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová.
10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra. «
El segundo capítulo del libro de Jonás nos presenta una oración poética compuesta desde el vientre del gran pez, en un momento en que el profeta experimenta desde una situación de extrema aflicción. Jonás demuestra que ha entendido cómo la disciplina del Señor ha sido necesaria para su restauración.
Explicación Jonás 2:1
«Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez.»
Jonás oró desde “el vientre del pez”, es decir, desde el interior del medio que Dios había provisto para preservarlo. El uso del nombre del pacto, “Jehová su Dios”, indica que Jonás aún se reconoce como parte del pueblo del pacto, a pesar de su desobediencia. Esta oración muestra que, aunque Jonás ha sido disciplinado, no ha sido abandonado. Dios sigue siendo su Dios, lo cual es una afirmación teológicamente rica de la gracia soberana.
Ahora, es relevante notar lo maravillosa de esta afirmación. Porque si Jonás oró desde el vientre del pez significa que estaba vivo dentro del vientre del gran paz. Algo que por sí solo es increíble, el hecho de que durante tres días Jonás hubiese estado vivo dentro del pez, demuestra que fue Dios quien soberanamente y de una manera extraordinaria le plació utilizar este medio para preservarlo.
Sin embargo, pese a que Jonás estaba vivo en el vientre del pez, su estadía allí estuvo llena de mucho aflicción, como a continuación, el profeta procederá a afirmar.
Explicación Jonás 2:2
«Y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; desde el seno del Seol clamé, y mi voz oíste.»
Jonás experimentó una profunda angustia en el vientre del pez. Definitivamente, no era una suite en un hotel cinco estrellas. Jonás estaba en el vientre de un animal, rodeadado de aguas, hedor y secreciones corporales del paz que son comunes en su vientre. Si bien Dios le preservó en el vientre del pez, lo que Jonás experimentó fue algo cercano a la muerte. Si el pez los escupía en lo profundo del mar, ¿cómo este podría sobrevivir ante tal presión? ¿Cómo podría volver a la superficie por sí solo y sin equipos?
El pez era como un tipo de submarino, pero en condiciones que no eran para nada agradables. La experiencia es similar a como los que están en medio de un barco hundiéndose o en un avión cayéndose, Dios puede preservar sus vidas a pesar del accidente. Pero es una experiencia de la que nadie pensaría que se salvaría. Y esto es aun más extraordinario, porque Jonás se encontraba en el estómago de un animal.
Como él mismo lo afirma, Jonás estaba en el «seno del Seol», lo que representa esa experiencia cercana a la muerte. Aunque Jonás no estaba literalmente muerto, su situación equivalía a una sepultura simbólica. Esta expresión revela la profundidad de su desesperación.
Sin embargo, pese a la profunda aflicción y al grave pecado cometido por el profeta; Dios le extiende su misericordia y escucha su oración. Dios escucha al corazón contrito y humillado; Dios recibe al humilde, al que se arrepiente de corazón; sin importar que esté casi al borde de la muerte. Así de grande es la misericordia y compasión. Por lo tanto, hay tiempo de arrepentirse en tanto que estemos en esta vida, sin importar las condiciones en las cuales estemos.
Explicación Jonás 2:3
«Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, y me rodeó la corriente; todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.»
Sin embargo, este evento no fortuito. Fue Dios quien lo echó en el vientre del país, demostrando que Dios tiene el control de cada parte y momento de nuestras vidas, aun las que son más difíciles de atravesar.
Además, Jonás experimentó esta aflicción por un castigo por su pecado. Era Dios quien estaba ejerciendo su juicio sobre Jonás, por este haber desobedecido el mandato de Dios e irse en dirección opuesta. Dios es el juez, no solo de los que no creen, sino también de su pueblo. Y como dice el apóstol, el juicio ha de comenzar por la casa de Dios.
El versículo también combinan elementos tantos poéticos como reales. Reales, porque el versículo describe acertadamente lo que estaba viviendo Jonás, el profeta se encontraba en medio del mar dentro del vientre del pez. Y probablemente, el vientre del pez estuviese lleno de agua, haciendo que su estadía allí fuese muy desagradable.
Sin embargo, también describe la condición de castigo y humillación en la cual se encontraba Jonás. «En lo profundo» puede describir la humillación que Jonás sintió a causa del castigo de Dios. De hecho, «las profundidades del mar» también puede ser utilizado como un estado de completa humillación a causa del pecado (Sal. 68:22;69:14-15; 88:6-7; 130:1). Además, las profundidades también son utilizadas para referirse al Seol, término que es usado frecuentemente para referirse al castigo de la muerte que es común al ser humano, y otras veces, al infierno; un reflejo todos de la ira de Dios sobre el hombre a causa del pecado (Sal. 86:13; Deut. 32:22; Job. 11:18; 17:16; Prov. 9:18).
Esta última idea es completa y confirmada por la segunda frase del versículo 3, el cual complementa la idea de la primera parte. «Las olas» y «las ondas» ciertamente concuerdan mucho con la situación que vivía Jonás. El movimiento del gran paz, así como el movimiento del agua dentro del vientre, turbaban a Jonás. Sin embargo, esa frase también es utilizada para referirse, probablemente, al poder soberano de Dios, muchas veces utilizado para disciplinar a su pueblo y castigar a los malos (Sal. 42:7; Job. 38:11; Jer. 51:55).
Esta confesión es esencial en el proceso de restauración: Jonás entiende que su aflicción no es accidental, sino una obra justa y pedagógica del Dios al que él ha servido. Las olas y las ondas de Dios, es decir, su ira y su furor como un proceso de disciplina estaban pasando sobre Jonás para motivarlo al arrepentimiento y llevarlo a la restauración.
Explicación Jonás 2:4
«Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; mas aún veré tu santo templo.»
Aquí Jonás expresa su sensación de separación de Dios: “Desechado soy”. Esta declaración refleja tanto angustia como arrepentimiento. Jonás sabe que ha pecado y está arrepentido; que solo merece ser desechado por Dios. En ese lugar oscuro, Jonás siente lo que significa ser desechado por Dios.
No obstante, también sabe que el Señor es un Dios de misericordia. Y reconoce que el Señor lo ha de restaurar, por eso la segunda parte del versículo introduce esperanza: “aún veré tu santo templo”. Esta expresión tiene una fuerte carga teológica. Ver el templo significa regresar a la comunión con Dios, acceder a su presencia mediante la adoración ordenada. La esperanza de ver el templo implica tanto la restauración física como la reconciliación espiritual.
Jonás afirma, desde la aflicción, su fe en la gracia restauradora del Señor. La tensión entre juicio y esperanza caracteriza esta oración como una súplica profundamente doctrinal.
Explicación Jonás 2:5
«Las aguas me rodearon hasta el alma, rodeóme el abismo, el alga se enredó a mi cabeza.»
Nuevamente, vemos que la tribulación de Jonás no es solo física, es decir, no es solo la experiencia física que está viviendo, Jonás seguramente estaba en la profundidad del mar en el vientre del paz. No obstante, el profeta claramente declara que su mayor aflicción es espiritual. Por eso habla de su alma. Es como si su alma hubiese muerto a causa de su pecado. Dios estaba tratando su alma, humillándolo para llevarlo al arrepentimiento, un trato que Dios también hace a veces con nosotros cuando nos endurecemos de corazón y nos negamos a obedecer sus mandamientos.
Explicación Jonás 2:6
«Descendí a los cimientos de los montes; la tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.»
Este versículo alcanza el clímax de la aflicción de Jonás. «Descendí a los cimientos de los montes» alude a la parte más profunda del mar, el lugar más remoto de la creación. Nuevamente, una posible referencia al Seol y a su experiencia cercana a la muerta. La expresión «la tierra echó sus cerrojos sobre mí» indica una situación de encierro permanente, como si hubiera sido aprisionado por la muerte misma. Y de hecho, revela con claridad como es la muerte en sí misma. Nadie puede escapar de ella. Todo el que entra a la muerte, no puede salir de ella. Es una maldición permanente.
Sin embargo, Dios es el único que puede librar a los hombres de la muerte. A través de la resurrección de Cristo, la muerte vencida y ahora todos los que estaban bajo el dominio de la muerte han sido liberadas de ella.
Por eso este versículo de forma tan clara es una profecía de la muerte y resurección de Cristo. Porque describe cuáles son las condiciones de la muerte y la gravedad de su maldición. Pero a su vez cómo Dios es el único que puede librar de la muerte.
Cuando Jonás dice: “mas tú sacaste mi vida de la sepultura”, es una forma de decir que Dios le resucitó de entre los muertos. Y de hecho, es una frase que se utiliza en las Escrituras como profecía de Cristo (Sal. 16:10 compárese con Hechos 2:23-31; y a su vez, este versículo de Jonás con Mateo 12:39-40).
Explicación Jonás 2:7
«Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.»
La expresión «cuando mi alma desfallecía» indica el momento más bajo de la experiencia de Jonás. En esa desesperación, recuerda a Jehová. No es simplemente una memoria intelectual, sino un acto de volver el corazón hacia Dios. La oración de Jonás llega hasta el “santo templo”, es decir, hasta la presencia de Dios. Aunque Jonás está físicamente lejos del templo en Jerusalén, su oración accede al trono de la gracia. Esto subraya la enseñanza reformada de que no es el lugar físico lo que garantiza el acceso a Dios, sino la fe viva. El versículo establece que incluso desde el punto más bajo del castigo, el arrepentimiento verdadero encuentra recepción en la presencia divina. La fidelidad de Dios al pacto es aquí gloriosamente confirmada.
Explicación Jonás 2:8
«Los que siguen vanidades ilusorias, su misericordia abandonan.»
Vanidades ilusorias» probablemente alude a los ídolos, cuya falsedad es total. La frase «su misericordia abandonan» puede interpretarse como una renuncia al amor leal del pacto. Es decir, quienes confían en ídolos renuncian, por implicación, al beneficio del amor leal de Dios.
Jonás contrasta su nueva confianza con la idolatría, probablemente recordando la condición de los marineros o de los ninivitas. Este versículo no debe leerse como jactancia, sino como una afirmación doctrinal acerca de la adoración exclusiva al Dios verdadero.
Explicación Jonás 2:9
«Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová.»
Este versículo demuestra la gratitud y adoración de Jonás al Dios verdadero. La aflicción y disciplina que Dios ejerce sobre su pueblo no es para destrucción, sino para su restauración. Para que nos volvamos al Dios vivo, le adoremos y creamos en su salvación. La primera frase se refiere a la adoración y gratitud que levanta Jonás al Dios único y verdadero. «Pagaré lo que prometí» se refiere a pagar nuestros votos al Señor, cuyo principal es obedecerlo y ser suyos para siempre. Y la última frase de la oración termina declarando que solo en Jehová hay verdadera salvación, salvación que nos ha dado a través de su Hijo Jesucristo.
Explicación
Jonás 2:10
«Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.»
Este último versículo del capítulo concluye la sección con una nota de soberanía absoluta. Dios no sólo había preparado al pez (1:17), sino que también le ordena soltar al profeta. La obediencia del pez contrasta con la desobediencia inicial de Jonás.
Y ha de notarse que Dios libró a Jonás de su aflicción una vez que este se arrepintió de su pecado y su corazón se volvió a Dios. Demostrando lo que Dios quiere hacer con nosotros.
Conclusión
Jonás capítulo 2 nos habla de la disciplina divina hacia su pueblo. La disciplina de Dios puede traer mucha aflicción para nosotros, pero su propósito es que nos arrepintamos del pecado que para que no perezcamos en la muerte y nuestra alma se pierda para siempre.
Además, es una profecía clara de la muerte y resurrección de Cristo; ya que su estadía dentro del país no solo profetizan lo que habría de suceder con la muerte y resurrección del Mesías; sino que nos ayuda a profundizar más en la doctrina de la muerte, del juicio, del pecado, del arrepentimiento para vida y de la resurrección.