Libro de isaías resumen por capítulos

Indice de contenido:

El Libro de Isaías es uno de los libros proféticos más importantes del Antiguo Testamento. El profeta Isaías, que vivió en el siglo VIII a.C., transmite mensajes de advertencia, juicio y esperanza a Judá e Israel. Isaías profetiza sobre el juicio venidero, la redención futura y el reinado del Mesías. A continuación, se presenta un resumen capítulo a capítulo.

Capítulo 1

Dios, a través de Isaías, condena a Judá por su rebelión y pecado. A pesar de que el pueblo continúa ofreciendo sacrificios, Dios está disgustado con su hipocresía, ya que sus corazones están lejos de Él. Isaías llama a arrepentirse y a buscar la justicia, prometiendo que, si obedecen, serán perdonados y restaurados, pero si persisten en su rebelión, enfrentarán el juicio divino.

Capítulo 2

Isaías profetiza sobre el futuro glorioso de Jerusalén, donde todas las naciones acudirán para aprender de Dios y vivir en paz. Sin embargo, también advierte que antes de esa restauración vendrá el día del juicio de Dios, cuando los arrogantes serán humillados y solo el Señor será exaltado. Se exhorta al pueblo a abandonar la idolatría y a temer al Señor.

Capítulo 3

Este capítulo describe el juicio de Dios sobre Jerusalén y Judá. Isaías anuncia que Dios quitará el liderazgo y el sustento de la nación debido a su arrogancia y pecado. Los jóvenes y los incompetentes gobernarán, lo que llevará al caos. Las mujeres arrogantes también serán humilladas, y Jerusalén sufrirá por su orgullo y opresión de los pobres.

Capítulo 4

A pesar de las advertencias de juicio, Isaías ofrece esperanza en un futuro glorioso. Un remanente fiel será purificado y restaurado, y el Señor será su refugio y protección. El «Renuevo de Jehová» es una referencia al Mesías, quien traerá justicia y restaurará la gloria de Sion. Jerusalén será purificada y los fieles disfrutarán de la presencia de Dios.

Capítulo 5

Isaías presenta una parábola sobre una viña, que representa a Israel. A pesar de que Dios plantó y cuidó la viña, solo produjo frutos malos. Por eso, Isaías profetiza que Dios la destruirá. Luego, enumera los pecados de Judá, como la codicia, la embriaguez, la injusticia y el rechazo a la ley de Dios. Advierte que vendrá el juicio, y que Dios levantará a naciones extranjeras para castigarlos.

Capítulo 6

Este capítulo describe la visión de Isaías en el templo, donde ve al Señor sentado en un trono alto y sublime. Los serafines cantan «Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos». Isaías se siente indigno, pero Dios purifica sus labios con un carbón encendido. Cuando Dios pregunta a quién enviará, Isaías responde: «Aquí estoy, envíame a mí». Dios lo envía a predicar, aunque el pueblo no escuchará. El capítulo concluye con una promesa de restauración después del juicio.

Capítulo 7

El rey Acaz de Judá está preocupado por la invasión de los reyes de Siria e Israel. Isaías le asegura que esos reyes no prevalecerán y le ofrece un signo de la fidelidad de Dios: el nacimiento de un niño llamado Emanuel, lo que significa «Dios con nosotros». Esta profecía tiene un cumplimiento inmediato y un cumplimiento mesiánico en el futuro nacimiento de Jesucristo. Isaías advierte que, si Judá no confía en Dios, enfrentará su propia destrucción.

Capítulo 8

Isaías profetiza sobre la inminente invasión de Asiria, que castigará a Israel y Judá por su desobediencia. Se menciona al hijo de Isaías, Maher-salal-hasbaz, cuyo nombre significa «rápido para despojar, pronto para saquear», como señal del juicio venidero. El profeta advierte al pueblo que no confíe en alianzas humanas ni en la adivinación, sino solo en Dios. A pesar de la invasión, un remanente fiel será salvado.

Capítulo 9

Isaías ofrece una profecía de esperanza con la promesa de la venida del Mesías. El pueblo que caminaba en tinieblas verá una gran luz. Se habla de un niño que nacerá, llamado «Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz». Este Mesías establecerá un reino de justicia y paz eternas. Sin embargo, Isaías también advierte que la ira de Dios todavía está sobre Israel por su pecado.

Capítulo 10

Isaías advierte a los líderes de Israel y Judá que la opresión de los pobres y la injusticia traerán el juicio de Dios. Dios usará a Asiria como instrumento de castigo, pero luego castigará a Asiria por su arrogancia. A pesar del juicio, un remanente de Israel regresará y será restaurado. El capítulo concluye con una promesa de liberación para el pueblo de Dios de sus enemigos.

Capítulo 11

Isaías profetiza sobre el «Renuevo» que brotará del tronco de Isaí (el padre de David), una clara referencia al Mesías. Este gobernará con justicia y sabiduría, y traerá paz al mundo. El capítulo describe un reino de paz, donde los animales salvajes convivirán pacíficamente con los seres humanos. Finalmente, Dios reunirá a los exiliados de Israel y Judá, y traerá restauración a Su pueblo.

Capítulo 12

Este capítulo es un cántico de alabanza a Dios por Su salvación y fidelidad. Isaías describe cómo el pueblo redimido de Israel alabará a Dios en el día de su restauración. El Señor será su fortaleza y canción, y con gozo sacarán agua de los pozos de la salvación. El cántico termina con un llamado a proclamar entre las naciones las obras maravillosas de Dios.

Capítulo 13

Isaías profetiza sobre la caída de Babilonia, la nación poderosa que eventualmente conquistará a Judá. Dios usará a los medos para destruir Babilonia como parte de Su juicio contra la arrogancia y el mal de la nación. El día del Señor vendrá con destrucción y terror, y Babilonia será humillada y destruida para siempre, nunca más será habitada.

Capítulo 14

Este capítulo ofrece una promesa de restauración para Israel y una burla sobre la caída de Babilonia. El Señor tendrá misericordia de Su pueblo y los traerá de vuelta a su tierra. Se describe cómo los exiliados se burlarán del rey de Babilonia, quien será humillado y destruido. También se incluye una breve profecía contra Asiria y los filisteos, afirmando que Dios los juzgará y que Su pueblo finalmente será liberado.

Capítulo 15

Isaías profetiza sobre la destrucción de Moab. La nación de Moab, que ha sido un enemigo de Israel, enfrentará el juicio de Dios. Sus ciudades serán arrasadas y su pueblo huirá. El dolor y el lamento serán tan grandes que incluso Isaías expresa compasión por ellos. Esta destrucción será una consecuencia de su orgullo y arrogancia.

Capítulo 16

El lamento sobre Moab continúa, y se exhorta al pueblo de Moab a buscar refugio en Sion, en el monte de la hija de Sion, para evitar la destrucción. Isaías menciona que el trono de David será establecido en justicia, lo que indica que el Mesías traerá justicia y paz. Sin embargo, debido a su orgullo y rechazo a la ayuda de Dios, Moab será completamente destruido.

Capítulo 17

Este capítulo contiene una profecía sobre la destrucción de Damasco, la capital de Siria, y sobre la caída del reino de Israel. Isaías advierte que ambas naciones serán despojadas debido a su idolatría y maldad. La gloria de Israel será humillada, y solo un remanente será salvo. Se destaca que el juicio de Dios vendrá porque las naciones han olvidado al Señor, su Creador, y han seguido sus propios caminos.

Capítulo 18

Isaías profetiza sobre Etiopía (Cush), describiendo un pueblo que envía embajadores por las aguas. Dios observará en silencio mientras las naciones se preparan para la guerra, pero en el tiempo señalado, Él intervendrá y cortará a las naciones como una poda en la cosecha. Al final, los pueblos de Etiopía traerán tributo al Señor en Sion, lo que simboliza la sumisión de las naciones a la soberanía de Dios.

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Capítulo 19

Este capítulo contiene una profecía sobre Egipto. Isaías anuncia que Dios juzgará a Egipto, trayendo confusión, caos y guerra civil. Los ídolos de Egipto no podrán salvarlos, y el Nilo, su fuente de sustento, se secará. Sin embargo, después del juicio, Dios promete que los egipcios se volverán a Él, y Egipto, junto con Asiria e Israel, serán bendecidos por el Señor en un futuro de paz y adoración a Dios.

Capítulo 20

Isaías recibe una instrucción inusual de Dios: caminar descalzo y desnudo durante tres años como señal y advertencia a Egipto y Etiopía. Este acto simbólico predice la futura captura de estas naciones por parte de Asiria, cuando sus habitantes serán llevados cautivos descalzos y desnudos. Es un recordatorio de que confiar en alianzas extranjeras en lugar de en Dios traerá vergüenza y derrota.

Capítulo 21

Este capítulo contiene oráculos sobre la caída de Babilonia, Edom y Arabia. Isaías describe la inminente caída de Babilonia, una nación que será traicionada y destruida. En cuanto a Edom, la profecía es breve y expresa incertidumbre sobre el futuro, pero invita a esperar la redención. Arabia también enfrentará juicio y destrucción en poco tiempo, y su pueblo será reducido y humillado.

Capítulo 22

Isaías profetiza sobre Jerusalén, refiriéndose a la ciudad como el «valle de la visión». Describe una escena de invasión y destrucción, donde el pueblo de Jerusalén está más preocupado por celebrar y prepararse militarmente que por arrepentirse y volverse a Dios. Se condena esta actitud y se predice que el pueblo será derrotado. El capítulo también contiene una advertencia personal a Sebna, un mayordomo de la corte que será reemplazado por Eliaquim debido a su orgullo.

Capítulo 23

Este capítulo contiene una profecía sobre la destrucción de Tiro, una próspera ciudad costera famosa por su comercio. Isaías anuncia que la ciudad será destruida y que su comercio será interrumpido. La prosperidad de Tiro será quitada durante 70 años, pero después será restaurada. Sin embargo, incluso después de su restauración, sus ganancias no serán para su propio beneficio, sino que serán dedicadas al Señor.

Capítulo 24

Isaías describe el juicio final de Dios sobre toda la tierra. Los pecadores y las naciones serán juzgados por su rebelión contra Dios, y el mundo entero sufrirá destrucción. El capítulo menciona que las alturas serán sacudidas y la tierra será desmoronada. A pesar de este juicio global, los fieles sobrevivirán y alabarán al Señor. Isaías concluye anunciando que el Señor reinará gloriosamente en Sion.

Capítulo 25

Este capítulo es un canto de alabanza a Dios por Su victoria sobre los enemigos y Su redención del mundo. Isaías alaba a Dios por haber destruido ciudades poderosas y por proteger a los pobres y necesitados. También describe una visión del futuro banquete de salvación en el monte Sion, donde el Señor eliminará la muerte para siempre y enjugará las lágrimas de todos los rostros. Es un capítulo de esperanza y consuelo para el pueblo de Dios.

Capítulo 26

Isaías ofrece otro cántico de alabanza, describiendo una ciudad fuerte en la que Dios protege a Su pueblo. Se exhorta a los justos a confiar en el Señor para siempre, porque Él es la Roca eterna. Isaías también habla sobre la resurrección de los muertos, asegurando que aquellos que pertenecen a Dios vivirán nuevamente. El capítulo concluye con una invitación a esperar en el Señor mientras Su juicio se ejecuta sobre la tierra.

Capítulo 27

Este capítulo describe la liberación y restauración final de Israel. Dios destruirá al «leviatán», el gran dragón, que simboliza las fuerzas del mal. Isaías profetiza que el Señor cuidará de Su viña, Israel, y la restaurará. Aunque Israel ha sido golpeado y exiliado, Dios lo recogerá y lo llevará de regreso a su tierra. Al final, todos adorarán a Dios en Jerusalén.

Capítulo 28

Este capítulo contiene una advertencia a las tribus del norte de Israel (Efraín) y a los líderes de Judá por su embriaguez y su desobediencia. Isaías reprende a los sacerdotes y profetas por ser líderes necios e irresponsables. Advierte que Dios enviará a Asiria para castigar a Israel. También introduce la idea de una «piedra angular» probada, una clara referencia al Mesías, que será el fundamento firme sobre el cual se establecerá la justicia de Dios.

Capítulo 29

Isaías profetiza sobre el juicio de Jerusalén (llamada Ariel). La ciudad enfrentará el juicio debido a su hipocresía, ya que el pueblo honra a Dios solo con sus labios, pero su corazón está lejos de Él. Isaías describe cómo las naciones extranjeras invadirán Jerusalén, pero Dios las derrotará milagrosamente. Después del juicio, la ceguera espiritual del pueblo será sanada, y los humildes volverán a Dios.

Capítulo 30

Isaías advierte a Judá por confiar en Egipto para obtener ayuda en lugar de confiar en Dios. Profetiza que Egipto no podrá salvarlos y que aquellos que confían en alianzas extranjeras serán avergonzados. A pesar de su rebelión, Dios promete compasión y restauración si se arrepienten. Se describe un futuro glorioso en el que el Señor bendecirá a Su pueblo con abundancia y justicia. Los enemigos de Israel serán derrotados y el pueblo verá la grandeza de Dios.

Capítulo 31

Isaías continúa advirtiendo a Judá sobre la futilidad de confiar en Egipto para protección. Reitera que los caballos y carros de Egipto no pueden compararse con el poder de Dios. Isaías exhorta al pueblo a volver al Señor, quien luchará por ellos y derrotará a los asirios. Dios protegerá a Jerusalén como un león protegiendo su presa, y Su pueblo experimentará la liberación si confía en Él.

Capítulo 32

Este capítulo describe el reinado futuro de un rey justo, que es una referencia al Mesías. Isaías describe cómo el rey traerá justicia y paz, y los ojos de los ciegos se abrirán y los oídos de los sordos oirán. El capítulo también advierte sobre las mujeres complacientes de Jerusalén, instándolas a arrepentirse antes de que venga el juicio. Sin embargo, el juicio será seguido por la restauración, cuando el Espíritu sea derramado y el desierto florezca.

Capítulo 33

Isaías describe un tiempo de angustia y juicio sobre los asirios que han saqueado Jerusalén. Sin embargo, también profetiza que Dios será exaltado y que Él salvará a Jerusalén de sus enemigos. Los asirios serán derrotados, y el Señor reinará en justicia sobre Su pueblo. Isaías concluye describiendo a Jerusalén como un lugar de paz, donde no habrá enfermedad ni pecado, y donde el pueblo de Dios será perdonado.

Capítulo 34

Isaías profetiza el juicio de Dios sobre todas las naciones, específicamente sobre Edom, como un ejemplo de la justicia divina. Describe el día de la ira del Señor, cuando la tierra será devastada y los cielos se disolverán. La espada de Dios caerá sobre Edom, y su tierra será destruida para siempre, convertida en un desierto inhabitable. Esta profecía es una advertencia a todas las naciones de que el juicio de Dios es seguro contra la maldad.

Capítulo 35

Este capítulo ofrece un contraste con el anterior, describiendo la futura restauración de Israel. Isaías habla de un tiempo de gran gozo y prosperidad cuando el desierto florecerá y se llenará de vida. Dios sanará a los ciegos, los sordos, los cojos y los mudos. El camino del pueblo será llamado el «Camino de Santidad», por donde caminarán los redimidos del Señor. Es un capítulo lleno de esperanza, prometiendo que los rescatados regresarán a Sion con gozo eterno.

Capítulo 36

Este capítulo relata la invasión de Judá por parte del rey asirio Senaquerib durante el reinado del rey Ezequías. El comandante del ejército asirio, el Rabsaces, desafía a Ezequías y a su pueblo, burlándose de su confianza en Dios. Insiste en que ni Dios ni Egipto podrán salvar a Jerusalén de las manos de Asiria. El pueblo de Judá escucha en silencio las provocaciones, tal como Ezequías había ordenado, sin responder a las amenazas.

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Capítulo 37

Ante la amenaza de Senaquerib, el rey Ezequías ora fervientemente a Dios en el templo, buscando Su ayuda. Dios responde a través del profeta Isaías, asegurándole que Asiria no tomará Jerusalén. El Señor enviará su juicio contra el ejército asirio. Esa misma noche, el ángel del Señor mata a 185,000 soldados asirios, obligando a Senaquerib a retirarse a su tierra, donde más tarde es asesinado por sus propios hijos. Dios muestra Su poder y fidelidad al salvar a Jerusalén.

Capítulo 38

Este capítulo relata la enfermedad del rey Ezequías. Isaías le informa que su enfermedad es mortal, pero Ezequías ora a Dios, y en respuesta, Dios le concede 15 años adicionales de vida. Como señal de que será sanado, el Señor hace retroceder la sombra en el reloj de sol de Acaz. Ezequías escribe un cántico de gratitud y alabanza, reconociendo que su vida fue salvada y prometiendo caminar en humildad ante Dios por el resto de sus días.

Capítulo 39

Después de su recuperación, el rey Ezequías recibe a embajadores de Babilonia, mostrándoles todos los tesoros de su palacio y del templo. Isaías lo reprende por su falta de prudencia y le advierte que en el futuro, Babilonia tomará todo lo que mostró, y sus descendientes serán llevados como cautivos a Babilonia. Ezequías acepta la advertencia, pero se consuela en que no ocurrirá durante su vida.

Capítulo 40

Este capítulo marca un cambio de tono en el libro, pasando del juicio a un mensaje de consuelo. Isaías proclama que el tiempo de castigo de Israel ha terminado y que Dios restaurará a Su pueblo. Habla de la grandeza y el poder de Dios, quien crea y gobierna sobre toda la creación. Se exhorta a los exiliados a confiar en el Señor, quien da fuerzas al cansado y renueva las fuerzas de los débiles, comparándolos con águilas que remontan vuelo.

Capítulo 41

Dios reafirma Su soberanía sobre las naciones y anima a Su pueblo a no temer. Isaías describe cómo Dios levantará a un libertador del este (Ciro el Grande) para derrotar a las naciones opresoras y liberar a Israel. El Señor asegura a Su pueblo que está con ellos, que los fortalecerá y los ayudará. Los enemigos de Israel serán derrotados, y Dios será su protector y su proveedor, asegurando su restauración.

Capítulo 42

Este capítulo introduce al «Siervo del Señor», que es presentado como alguien que traerá justicia a las naciones con mansedumbre y humildad. Este Siervo no quebrará la caña cascada ni apagará el pábilo que humea, simbolizando su compasión. Dios promete que este Siervo será una luz para las naciones y abrirá los ojos de los ciegos. El capítulo también exhorta a Israel a dar gloria a Dios y a apartarse de su idolatría. Aunque Israel ha sido ciego y sordo a las advertencias de Dios, hay esperanza en la redención.

Capítulo 43

Dios asegura a Israel que no deben temer, ya que Él los ha redimido. Isaías describe el amor incondicional de Dios por Su pueblo, prometiendo que los protegerá en medio de las pruebas. El Señor afirma que Él es el único Dios, el Creador de todo, y que ningún otro puede salvar. Isaías también habla del regreso del exilio, donde Dios reunirá a Su pueblo de todas partes del mundo. Aunque Israel ha pecado, Dios promete perdonarles y restaurarles.

Capítulo 44

Este capítulo continúa con el tema de la restauración y la promesa de la bendición divina. Isaías describe cómo Dios derramará Su Espíritu sobre la descendencia de Israel, y que los descendientes florecerán como la hierba. Se denuncia la idolatría, mostrando lo absurdo que es adorar ídolos hechos de madera y metal. Isaías enfatiza que Dios es el único verdadero y eterno, y reitera que Él ha redimido a Su pueblo. El capítulo concluye con una referencia a Ciro, a quien Dios levantará para liberar a Su pueblo.

Capítulo 45

Dios llama a Ciro «Su ungido», aunque no conoce al Señor, y lo utilizará para cumplir Su propósito de liberar a Israel. Isaías proclama que Dios es soberano sobre todo y que no hay otro. Dios crea la luz y la oscuridad, y Su poder es ilimitado. El Señor llama a las naciones a volverse a Él y reconocer Su soberanía, porque todos doblarán la rodilla ante Él. Ciro será el instrumento para que el plan de Dios se cumpla, demostrando que Dios gobierna sobre los reyes y las naciones.

Capítulo 46

En este capítulo, Isaías se burla de los ídolos de Babilonia, que son impotentes y no pueden salvar a nadie. Contrasta estos falsos dioses con el Dios de Israel, quien ha llevado a Su pueblo desde el nacimiento y los sostendrá hasta la vejez. Isaías exhorta a los israelitas a recordar que solo Dios puede salvar y que Él ha declarado el fin desde el principio. Dios cumplirá Su propósito y salvará a Su pueblo, mientras que los ídolos serán destruidos.

Capítulo 47

Isaías profetiza la caída de Babilonia. La orgullosa nación, que se creía invulnerable, será humillada. Dios juzgará a Babilonia por su arrogancia, su crueldad hacia Israel y su confianza en la brujería y la adivinación. El capítulo describe cómo Babilonia caerá en vergüenza, y nadie podrá salvarla de la destrucción que vendrá sobre ella. Este es un juicio definitivo sobre una nación que se exaltó a sí misma por encima de Dios.

Capítulo 48

Isaías habla a los israelitas exiliados en Babilonia, recordándoles cómo Dios siempre ha sido fiel, a pesar de su rebelión. Aunque el pueblo de Israel ha sido terco y obstinado, Dios no los ha destruido por el bien de Su nombre. Isaías les insta a escuchar el llamado de Dios y a regresar a Él. Dios promete liberar a Su pueblo de Babilonia y llevarlos de regreso a su tierra. Al final del capítulo, hay una advertencia de que no hay paz para los malvados.

Capítulo 49

Este capítulo introduce a «el Siervo del Señor» en términos más profundos, quien será una luz para las naciones y traerá la salvación no solo a Israel, sino a todo el mundo. Isaías describe cómo el Siervo experimentará rechazo, pero al final será glorificado. Dios promete restaurar a Israel y cuidar de Su pueblo. Incluso si las madres olvidan a sus hijos, Dios nunca olvidará a Israel. El Señor traerá a Su pueblo de vuelta y levantará estandartes para reunir a las naciones.

Capítulo 50

Isaías describe cómo Dios no ha abandonado a Su pueblo, pero ellos se han alejado de Él. El Siervo del Señor es presentado nuevamente, esta vez como alguien que sufre y es golpeado, pero que confía plenamente en Dios. A pesar del sufrimiento y la oposición, el Siervo permanece obediente y confía en que Dios lo justificará. El capítulo concluye con una advertencia para aquellos que confían en sus propias luces y rechazan al Siervo.

Capítulo 51

Este capítulo es una palabra de consuelo para el pueblo de Israel. Dios les exhorta a mirar hacia el pasado, a Abraham y Sara, recordando cómo Él los bendijo y multiplicó. Dios promete consolar a Sion y transformar su desierto en un jardín. Aunque los cielos y la tierra pasarán, la salvación de Dios será eterna. Se anima a Israel a no temer a los opresores, ya que Dios los liberará y traerá justicia. El capítulo concluye con una promesa de que aquellos que confían en Dios no serán avergonzados.

Capítulo 52

Isaías comienza este capítulo proclamando que Jerusalén será redimida y liberada de la opresión. El Señor reinará en Sion y Su pueblo será restaurado. El profeta anuncia la llegada de mensajeros que traen buenas nuevas de paz y salvación, proclamando que «¡Tu Dios reina!». Isaías describe cómo el Señor actuará en favor de Su pueblo y derrotará a sus enemigos. El capítulo concluye con una exhortación para que Jerusalén se prepare para la salvación que viene, y para que los exiliados regresen a casa con alegría.

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Capítulo 53

Este es uno de los capítulos más importantes del libro de Isaías, conocido como la profecía del «Siervo Sufriente». Isaías describe cómo el Siervo del Señor será despreciado, rechazado y golpeado por el pecado del pueblo. Sin embargo, a través de Su sufrimiento, llevará nuestras enfermedades y nuestros dolores. Él será herido por nuestras transgresiones y molido por nuestras iniquidades, pero por Sus llagas seremos sanados. A pesar de Su muerte, el Siervo será vindicado y glorificado, y Su sacrificio traerá salvación a muchos. Esta profecía es ampliamente entendida como un anuncio del Mesías, Jesucristo.

Capítulo 54

Dios consuela a Jerusalén, describiéndola como una mujer estéril que ahora se regocija porque tendrá muchos hijos. Dios promete restaurar a Su pueblo y no volver a enojarse con ellos. Sion será reconstruida con piedras preciosas y será establecida en justicia. El pueblo de Dios no será oprimido, y cualquier arma forjada contra ellos no prosperará. El Señor asegura a Su pueblo que su futuro será lleno de bendiciones y paz.

Capítulo 55

Este capítulo es una invitación a todos los sedientos para que vengan a las aguas de la salvación. Dios llama a las personas a venir y recibir Su gracia gratuitamente, sin costo alguno. Isaías insta a buscar al Señor mientras puede ser hallado y a invocar Su nombre. Se destaca que los pensamientos y los caminos de Dios son más altos que los de los hombres. Al final, Dios promete que Su palabra no volverá vacía, sino que cumplirá el propósito para el cual fue enviada. El capítulo concluye con una visión de alegría y paz para el pueblo redimido.

Capítulo 56

Isaías proclama que la salvación de Dios está cerca y Su justicia será revelada. Se exhorta a guardar el sábado y a hacer lo recto. Dios promete bendiciones a los extranjeros y a los eunucos que se unan a Su pueblo y observen Sus mandamientos. El Señor, que reúne a los exiliados de Israel, acogerá a todos los que le buscan sinceramente. Sin embargo, Isaías también denuncia a los líderes corruptos de Israel, comparándolos con perros mudos que no cuidan de su pueblo.

Capítulo 57

Este capítulo comienza hablando de la muerte de los justos y cómo son llevados para ser librados del mal venidero. Isaías condena a los idólatras, quienes practican la inmoralidad y adoran a dioses falsos. Dios describe Su enojo por la idolatría de Su pueblo, pero también promete restauración a aquellos que son humildes y arrepentidos. El capítulo concluye con una promesa de paz para los justos, mientras que los malvados seguirán agitados y no encontrarán descanso.

Capítulo 58

Isaías reprende al pueblo por su falso ayuno y su hipocresía religiosa. Aunque practican el ayuno y las ceremonias religiosas, no lo hacen de corazón ni con verdadera justicia. Dios les muestra cuál es el verdadero ayuno: liberar a los oprimidos, alimentar a los hambrientos, y proveer para los necesitados. Si practican la verdadera justicia, el Señor los guiará, los sanará, y los bendecirá. El capítulo también destaca la importancia de guardar el sábado como un día de delicia en el Señor.

Capítulo 59

Isaías explica que los pecados del pueblo han creado una separación entre ellos y Dios. A pesar de las promesas de salvación, la iniquidad del pueblo ha impedido que Dios los salve. Se denuncian varios pecados, como la violencia, la mentira y la injusticia. Sin embargo, Dios promete que intervendrá personalmente para traer justicia y salvación. El capítulo concluye con una promesa de redención y la llegada de un Redentor para Sion, que establecerá un pacto eterno con Su pueblo.

Capítulo 60

Este capítulo describe la gloriosa restauración de Jerusalén. Isaías proclama que la luz de Dios brillará sobre Sion, atrayendo a las naciones. Jerusalén será reconstruida y sus habitantes serán enriquecidos con las riquezas de las naciones. Los extranjeros vendrán a adorar al Señor y ayudarán en la restauración de la ciudad. El capítulo concluye con una visión de paz, justicia y prosperidad para el pueblo de Dios, y la gloria del Señor brillando eternamente sobre Jerusalén.

Capítulo 61

Isaías proclama que el Espíritu del Señor está sobre él para anunciar buenas nuevas a los pobres, sanar a los quebrantados de corazón, proclamar libertad a los cautivos y consuelo a los que lloran. Este pasaje es conocido por su cumplimiento en el ministerio de Jesucristo, como lo describe el Evangelio de Lucas. Dios promete restaurar a Su pueblo y recompensarlos doblemente por sus sufrimientos. Los redimidos de Dios serán conocidos como «sacerdotes del Señor» y experimentarán la justicia y la salvación del Señor.

Capítulo 62

Este capítulo describe el celo de Dios por Jerusalén. El Señor promete que no descansará hasta que Jerusalén sea establecida como una alabanza en la tierra. La ciudad será llamada «Heftzibá» (Mi deleite está en ella) y «Beulá» (Desposada). Dios se regocijará sobre Su pueblo como un novio se regocija sobre su novia. Isaías también proclama que el pueblo redimido de Dios será llamado «El Pueblo Santo», y la ciudad será conocida como «La Ciudad No Abandonada». La restauración de Jerusalén será total y gloriosa.

Capítulo 63

Isaías describe el día de la venganza del Señor, cuando Él juzgará a las naciones. El profeta ve a Dios vestido con ropas manchadas de sangre, señal de Su juicio sobre Edom y otras naciones enemigas de Israel. Luego, Isaías ofrece una oración de alabanza y súplica, recordando la misericordia de Dios en el pasado y pidiendo Su intervención nuevamente. Isaías ruega a Dios que vuelva a mostrar Su poder y misericordia a Su pueblo, que está en angustia y exilio.

Capítulo 64

Este capítulo es una oración de Isaías en la que suplica que Dios rasgue los cielos y descienda para salvar a Su pueblo. El profeta reconoce la pecaminosidad de Israel, afirmando que todos sus actos de justicia son como trapos de inmundicia. Isaías confiesa que la ira de Dios es justa debido a los pecados del pueblo, pero también ruega que Dios no los abandone por completo, recordando que ellos son Su pueblo y que Él es su Padre y Creador.

Capítulo 65

Dios responde a las súplicas de Isaías y revela que ha estado extendiendo Sus manos a un pueblo rebelde que continuamente lo ha rechazado. Dios promete juicio sobre aquellos que practican la idolatría, pero también asegura que un remanente fiel será salvado. Isaías describe un futuro glorioso, donde habrá un nuevo cielo y una nueva tierra. En este futuro, el dolor y el sufrimiento desaparecerán, y la vida será plena y gozosa. Dios promete bendecir a Su pueblo, mientras que los malvados serán excluidos.

Capítulo 66

El libro concluye con una visión del juicio final y la restauración de todas las cosas. Dios declara que el cielo es Su trono y la tierra el estrado de Sus pies. Isaías advierte que Dios traerá juicio sobre aquellos que practican la hipocresía y la idolatría. Sin embargo, el capítulo también ofrece una promesa de consuelo para Jerusalén, que será como una madre que consuela a sus hijos. Finalmente, Isaías profetiza un juicio sobre todas las naciones, donde los enemigos de Dios serán castigados y Su gloria será vista por todo el mundo. Jerusalén será restaurada y los fieles adorarán al Señor para siempre.

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