Explicación de Isaias 46: el Dios que contrala nuestro futuro

Explicación de Isaias 46: el Dios que contrala nuestro futuro

Indice de contenido:

El capítulo 46 del libro de Isaías es una poderosa declaración sobre la inutilidad de los ídolos y la incomparable grandeza de Dios. A través de este pasaje, el profeta Isaías denuncia la debilidad de los dioses babilónicos, Bel y Nebo, mientras exalta al único Dios verdadero que sostiene a su pueblo. Esta explicación de Isaías 46 nos lleva a un viaje profundo por las Escrituras, revelando las verdades eternas de la fidelidad y soberanía de Dios frente a la impotencia de los ídolos.

Versículos 1 al 2

¿Quién o que es “Bel”? ¿Quién o que es “Nebo”? El comentario del mundo hispano explica:

El nombre Bel significa en acadio «señor», así como el nombre del dios Baal, de Canaán. Bel era un título del dios Marduc, el dios principal del panteón babilónico. Nebo era hijo de Bel, y era el dios de la comunicación y de la escritura. Ambos equivalen a la pareja olímpica de Zeus y Hermes (comparar Hch. 14:12 y la nota de RVA allí).

El Señor hace referencia a esto, y luego refiere a las imágenes que había en aquel entonces, estos “dioses” eran cargados por bestias de carga. Estas imágenes, que al parecer eran llevadas por todas partes, son realmente pesadas, pesan sobre los hombres de aquellos quienes la adoran, transmitiendo así que estos ídolos son pesados para aquellos que son agotados (vv. 1-2). El versículo dos nos habla de que estos dioses caen, tanto los que los adoran como aquellos que son adorados, ambos son dispuestos por Dios como llevados al cautiverio.

Me parece interesante lo que afirma sobre el tiempo:

Bel (Marduk) era el dios de la ciudad de Babilonia, y la cabeza del panteón babilonio. Nebo (hijo de Bel) era el dios de la ciudad de Borsippa, cercana a Babilonia, y el dios de la escritura y la sabiduría. Su imagen era llevada anualmente a Babilonia para que acompañase a su padre en la procesión del Año Nuevo, y para escribir en las Tablas del Des no los desnos decretados por los dioses para el año siguiente. Nebo aparece en nombres como Nabucodonosor y Nabónides, lo cual demuestra el gran honor que recibía en la casa real. La protección de estos dioses es inútil tanto para el rey como para la ciudad; aquellos que escribían el destino de la ciudad ¡no son más que víctimas de su propio destino!

Parece ser que estas deidades estaban relacionadas con los adivinos, su procesión avecinaba la bendición de buenos tiempos y un próspero año nuevo. No obstante, lo que demuestra Isaías es que su futuro estaba escrito: estos ídolos caerían, y conjuntamente con ellos quienes le adoraban.

Versículos 3 al 4

Estos versículos vienen a ser un contraste de los versículos 1 al 2, en estos se nos muestra no a un dios que es cargado por sus cansados súbditos, sino al único verdadero Dios que lleva a su pueblo en sus brazos. Por esto se refiere a ellos como familia, quienes han sido cargados por Dios desde el vientre, quienes han sido llevados desde la cuna. En este sentido no son ellos quienes cargan con Dios, es Dios quien carga con ellos.

Incluso más allá de la cuna y el vientre, si no cuando tengan que peinar canas, cuando estén en la vejez. El Señor será el mismo (inmutable al igual que al principio), Él los sostendrá. Él nos hizo, él nos cuidará, nos sostendrá y nos liberará.

En el versículo 3 hay que tener en cuenta que la expresión la primera persona es enfática “Yo mismo…” y hace énfasis en que Dios mismo será quien se encargue de cargar con su pueblo.

Comparación entre los falsos dioses de Isaías 46 y el Dios verdadero

Característica Falsos Dioses (Bel y Nebo) Dios Verdadero
Nombre y Origen Bel (Marduc) y Nebo (hijo de Bel) Yahvé (El Señor)
Significado del Nombre Bel: Señor (acadio), Nebo: Dios de la comunicación y escritura Yahvé: El que es, el eterno
Dependencia Necesitan ser cargados por sus adoradores Carga y sostiene a su pueblo
Movilidad Inmóviles, deben ser transportados Omnipresente, actúa en todo lugar
Peso y Carga Pesados, son una carga para quienes los adoran Alivia las cargas de su pueblo
Protección No pueden proteger ni salvar Protege y salva a su pueblo
Capacidad de Acción Inertes, no pueden moverse ni actuar por sí mismos Activo, poderoso para actuar y cumplir su voluntad
Resultado de su Adoración Traen vergüenza y decepción Trae salvación y esperanza
Permanencia Caen y son llevados al cautiverio Eterno e inmutable
Futuro Predicho Serán derrotados y sus adoradores llevados cautivos Su propósito se cumplirá inalterablemente
Relación con los Adoradores Los adoradores deben cargarlos y soportar su peso Dios lleva a su pueblo desde el vientre hasta la vejez

Versículos 5 al 7

Este Dios se muestra incomparable, no puede ser comparado ni adquirir un contraste con los ídolos. Los dioses falsos solamente traen vergüenza y penas. No hay tales dioses u objetos con los que sea posible comparar o igualar a Dios.

Es risible observar la forma como se construyen los ídolos y como estos son objetos de lo absurdo. Dios plantea esta imagen en el versículo 6, como este es construido. Posteriormente, en el versículo 7 este mismo dios es colocado y clavado en un lugar, de allí no puede moverse a voluntad propia, y de allí no ha de salvar a nadie ni rescatar a alguno de su aflicción. Comparar a Dios con estos dioses es sencillamente absurdo.

Estos oran a una cosa, esperan en una cosa, ponen sus fuerzas, anhelos y esperanzas en ellos, pero todos ellos son una completa decepción al final. Todos esos ídolos fallan, porque son un engaño. Pero Dios no falla, por eso es verdadero.

Versículos 8 al 13

Esta es la última apelación de Isaías a Israel para que acepten la voluntad del Señor, crean en lo que Él dice y confíen en lo que hace, aunque, mientras hace esa apelación, sabe que caerá en saco roto (v. 12). Les incita a tomar una visión teológica de la historia, entendiendo el presente y el futuro a la luz del pasado, admitiendo la continuidad de acción de aquel Dios cuyo «amor del pasado me impide pensar que al final me abandone».

Lo primero que el Señor hace aquí es llamarlos a recordar el pasado. Ciertamente, había problemas en el presente, como también había temor ante el futuro, pero antes que eso era necesario ver el pasado para encontrar sentido en el presente y esperanza en el futuro. Dicho esto, el Señor les llama a fijar en sus mentes sus obras, como también su carácter, Él es Dios y no hay nadie como él.

En el versículo 10 Dios se muestra como el soberano sobre los tiempos, el mismo anuncia el fin al principio, determina el curso de la historia en su propio comienzo, su plan marcha tal cual como lo ha determinado. Así pues, su designio se cumplirá. En este mismo sentido, el Señor alega que llamara al ave de rapiña, al hombre de su designio (Ciro). De modo que, cumplirá con su propósito, cosa que hizo tal cual en la historia cumpliendo sus profecías.

Pero en contraste a esto que era un acto de juicio para Israel, llama a los hombres de Israel a no poner su mirada en el ave de rapiña, sino, primero que nada, considerar su falta de justicia, su obstinado corazón, y entender que la justicia del Señor no está lejos, que su salvación no tarda, Él estaba al momento de traerla y dio así su esplendor a Israel: a Cristo.

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