Habacuc 3:17-19 – Reina Valera 1960:
“Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar”.
Habacuc 3:17-19 es uno de los pasajes más conmovedores y poderosos de todo el Antiguo Testamento. En estos versículos finales del libro, el profeta Habacuc expresa una fe madura y firme en Dios, incluso ante la certeza de la calamidad. A pesar de que la higuera no florezca, el campo no produzca alimento y el ganado desaparezca —símbolos de una crisis económica y social profunda—, Habacuc declara que se alegrará en el Señor y se gozará en el Dios de su salvación.
Esta actitud de confianza no es ingenua ni superficial, sino el resultado de haber comprendido el carácter de Dios, su fidelidad y su propósito, incluso en medio del juicio. En esta explicación y reflexión de Habacuc 3:17-19, exploraremos cómo este pasaje nos enseña a depender de Dios, a aceptar su disciplina con humildad y a encontrar gozo en su salvación, sin importar nuestras circunstancias.
Análisis general y contexto de Habacuc 3:17-19
Habacuc 3:17-19 son los últimos versículos del libro de Habacuc. Y aquí el profeta afirma su confianza en el Señor en medio de la calamidad que Dios estaría por enviar.
Este pasaje pertenece a la oración del capítulo 3, la cual comienza con una profecía de la salvación del Señor (versículos 1-15). Luego, el profeta explica cómo se siente con respecto al pueblo invasor que Dios enviaría para castigar a su pueblo:
“Oí, y se conmovieron mis entrañas; a la voz temblaron mis labios; pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; si bien estaré quieto en el día de la angustia, cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas” (Habacuc. 3:16).
Así que lo primero que tenemos que notar es que la calamidad que está mencionando Habacuc es la invasión de los caldeos: “cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas”.
Por esa razón, lo más probable es que el versículo 17 haga referencia a la desgracia y desolación que este pueblo provocó sobre la nación de Judá. No obstante, a pesar de la tristeza, dolor y angustia que llegó a sentir cuando entendió lo que habría de suceder. Él mismo dice que permanecerá “quieto en el día de la angustia” (versículo 16).
Y en los versículos 17-19 Habacuc explica por qué permanecerá quieto y confiado en el día de la angustia, cuando los caldeos causen hambruna y pobreza.
Explicación de Habacuc 3:17-18
Habacuc 3:17-18 – Reina Valera 1960
“Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. «
Habacuc 3:17 destaca elementos cruciales para la subsistencia de los judíos, como la higuera, las vides, el olivo, las ovejas y las vacas, representando la base de su alimentación y prosperidad. Aunque el profeta profetiza la devastación causada por la invasión de los caldeos, que afectaría la producción de alimentos y provocaría pobreza y hambruna, declara su firmeza en el Señor.
Si quieres profundizar más, puedes mirar la explicación detallada de Habacuc 3:17.
En Habacuc 3:18 se encuentra el centro del mensaje de este pasaje. El versículo 17 habla de la condición y el final del versículo 19 describe lo que Dios haría en favor del profeta y de todos los que confíen en el Señor.
Pero es el versículo 18 que tiene la verdad central por la cual Habacuc se puede mantener confiado y seguro en la calamidad:
“Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación” (Habacuc 3:18).
Hay dos cosas que destacan en este texto: el gozo y la salvación de Dios. Reflexión sobre Habacuc 3:17-18
El gozo en Dios
El versículo 18 presenta un paralelismo complementario en la cual las dos frases se complementan entre sí. Ambas hablan del gozo, pero la última parte habla del Señor como el Salvador.
Lo que más resalta es el énfasis del profeta de mantener gozo en medio de la aflicción. Habacuc pasó de sentirse indignado por el pecado y abandonado por Dios a llenarse de gozo en medio de la aflicción.
Y es que la Escritura nos demuestra que el gozo cristiano no depende de ninguna circunstancia que enfrentemos. Habacuc se alegró en Dios aún en medio de la calamidad. Y no es el único ejemplo que vemos en la Biblia. Pablo anima a los filipenses a gozarse siempre en el Señor, aun cuando él mismo estaba encarcelado (Fil. 4:4). De hecho, la carta a los Filipenses es conocida como la carta del gozo porque Pablo tiene un tono alegre y agradecido en todo momento. Y esto, a pesar de estar encarcelado.
Por eso, siempre debemos aprender a regocijarnos en Dios porque el gozo no depende de las circunstancias ni de nuestro estado actual, sino de Dios. Y a continuación, veremos por qué podemos gozarnos:
El Señor es mi salvador
Habacuc dice que su gozo depende enteramente de su Salvador. El final del capítulo 2 y casi todo el capítulo 3 describe como Dios salvaría a Israel del dominio de los caldeos y les volvería a mostrar su misericordia a su pueblo.
De hecho, el principio del capítulo tres es un poema-profecía que habla del Señor viniendo a librar a su pueblo de sus enemigos y a socorrerlo en medio de la aflicción (Hab. 3:13). Dios se acuerda de su pueblo y se compadece de Él, a pesar de que en un momento le haya ocultado su rostro por sus pecados.
Por lo cual nuestro gozo depende de la misericordia y el amor de Dios, los cuales son eternos. Dios nos muestra su misericordia cada mañana. Y si somos creyentes, podemos confiar en la Salvación del Señor.
En Romanos 8:31-39, Pablo describe la hermosura de la salvación del Señor. Las promesas del Señor son seguras y su salvación es tan completa y perfecta que nada ni nadie podrá apartarnos del Señor.
Dios nos ha perdonado, nos ha limpiado de pecado y nos asegura una salvación eterna en Cristo Jesús. Por lo que todas las cosas que acontecen en tu vida como creyente son para tu bien (Rom. 8:38). Por esa razón, siempre debemos regocijarnos en el Señor sin importar las circunstancias en las cuales nos encontremos. (Fil. 4:4)
Explicación de Habacuc 3:19
Habacuc 3:19, el último versículo del libro, culmina con la declaración del profeta sobre su completa confianza en las promesas y cuidado del Señor.
Habacuc acepta la disciplina divina y confía en el Señor como su fortaleza. Utilizando la metáfora de Dios haciendo sus pies como los de las cabras montesas, el profeta destaca la seguridad y protección que encuentra en Él.
Aquí tienes una explicación más profunda de Habacuc 3:19.
Significado de Habacuc 3:17-19
Hay varias enseñanzas que podemos aprender de Habacuc 3:17-19.
Aceptar la disciplina del Señor con gozo y sumisión
La invasión de los caldeos era tanto un castigo como una disciplina. Sirvió para castigar a los rebeldes e incrédulos de entre los judíos que no se querían someter al Señor Dios. Pero también sirvió para disciplinar a los creyentes que no se estaban comportando conforme a la palabra del Señor.
De hecho, como muestran pasajes como Jeremías 27:12-15, el pueblo sufrió mucho porque se negó a someterse a la disciplina del Señor. Una actitud que de alguna manera se mostraba en Habacuc cuando no entendía por qué Dios utilizaba a una nación tan mala para disciplinar a los judíos. Sin embargo, aquí Habacuc entiende completamente el propósito de Dios y con gozo se somete a todo lo que Dios estaba haciendo. Él mismo dice que la intención de Dios no era que ellos murieran (Hab. 1:12). Era para su bien.
Pero muchos murieron porque se negaron a someterse a la disciplina del Señor.
Una exhortación similar encontramos en Hebreos 12:6-7:
“Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo.
Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?” (Heb. 12:6-7)
Dios al que ama disciplina. Y, por tanto, debemos aprender a someternos a ella para que a su debido tiempo produzca “fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (vs. 11).
Gozarnos en la salvación de Dios en medio de la tribulación
Ya lo vimos anteriormente, así que no vamos a ahondar mucho. Pero queda claro que el Señor quiere enseñarnos a recordar que la salvación es un tesoro valioso que nos permitirá enfrentar cualquier situación que tengamos.
Si recordamos el amor y la misericordia de Dios, seremos capaces de enfrentar cualquier situación. Por eso Santiago enseña que el que es pobre y vive en miserias puede recordar sus riquezas en el Señor para llenarse de gozo. Pero el que es rico en este mundo debe recordar que vive por la misericordia de Dios para sentirse lleno de humildad (Sant. 1:9-10).
Pablo a su vez, nos muestra que podemos enfrentar cualquier situación porque Cristo es quien nos fortalece: pobreza y riqueza, abundancia o desnudez. Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece (ver la explicación de Filipenses 4:10-13).
Reflexión de Habacuc 3:17-19
Habacuc 3:17-19 es una declaración profunda de fe, confianza y gozo en Dios en medio de la adversidad. El profeta contempla un escenario de completa desolación: sin frutos, sin alimento, sin ganado, sin sustento. Y aun así, decide alegrarse en el Señor. Esta decisión no nace de la ignorancia de la realidad, sino de una comprensión profunda del carácter de Dios. Habacuc entiende que aunque todo falle, Dios no falla. Aunque las circunstancias sean difíciles, el Dios de su salvación sigue siendo digno de adoración. Su alegría no depende de lo material ni de lo visible, sino de la certeza de que Dios es fiel, justo y misericordioso. Es un gozo que se sostiene en la esperanza, no en la abundancia.
Este pasaje nos enseña a confiar en Dios incluso cuando todo a nuestro alrededor parece derrumbarse. Nos recuerda que el verdadero gozo no nace de las bendiciones externas, sino de una relación íntima con nuestro Salvador. Cuando descansamos en el Señor, Él nos da la fortaleza para caminar como si tuviéramos pies de ciervas, firmes y seguros en terrenos difíciles. La clave está en aceptar con humildad la disciplina del Señor, sabiendo que su propósito es nuestro bien y su gloria. Así como Habacuc se alegró en Dios en medio del juicio, también nosotros podemos vivir con esperanza, gozo y seguridad, porque el Dios que salvó a Israel es el mismo que nos sostiene hoy.