Versículos 1 al 5

Los hermanos de José estaban en aquella época sin nada que hacer, de seguro por la misma escasez el ganado no daba trabajo ni tampoco los campos. Es allí donde Jacob los reprende por no hacer nada. En cambio, los exhorta a buscar soluciones buscando alimento en Egipto, donde de seguro había en abundancia. Esto lo dice con un propósito: para que no muramos y podamos vivir.

En obediencia de a su padre e impulsados por la necesidad, estos hombres van hacia Egipto a comprar comida. Pero de los 11, solamente irían 10, ya que a Jacob le daba temor que le pasara algo a su hijo menor Benjamín. De esta manera fue que los hijos de Israel fueron a Egipto, al igual que muchos otros, porque había mucha hambre en Canaán. Al parecer, si entendemos bien, Génesis 45:11, esto tuvo que suceder el primer año de la hambruna.

Algo interesante que debemos notar es que Egipto no solamente era la tierra donde había de encontrar alimento, sino que los hermanos de José sabían que aquel era el lugar donde habían enviado a su hermano como esclavo. Sin duda, no solamente estuvieron en sus mentes el hecho de que tenían hambre, sino también la culpa por su pecado.

Versículos 6 al 16

Como sabemos, José era el gobernador de Egipto, no había alguien mayor que él aparte del faraón. Este era el que se ocupaba personalmente de vender trigo y alimentos a los egipcios como a los forasteros, por tanto, sus hermanos tenían que enfrentarse a él en esta ocasión. Así ocurrió, sus hermanos al llegar se postraron rostro en tierra delante de él. Por su lado, José reconoció inmediatamente a sus hermanos, más ellos no lo reconocieron.

¿Por qué estos no podían reconocer a su propio hermano? Lo más probable es que la apariencia de José haya sido muy diferente a la esperada: estaba revestido de lino y prendas de oro, no tenía barba como un hebreo, y era un hombre adulto, no era el jovenzuelo de 17 años que habían vendido en Canaán. Aprovechando esta ocasión, José los trato con rudeza y los increpo preguntándoles de dónde venían. No obstante, al recibir la respuesta de ellos, él se acordó del sueño que había tenido.

Esta relación entre la respuesta y los sueños no parece estar de todo clara. No obstante, se nota el hecho de ver esto en el sentido de que estos hombres, para pedir alimento, se inclinaron ante José ¡El sueño se había cumplido a la perfección! Además, no solamente se inclinaron, sino que lo que esto simbolizaba estaba poniéndose por obra.

De forma que José, alegando que eran espías, sus hermanos respondieron quienes eran realmente: hijos de un mismo padre que vive en Canaán, que eran doce hermanos, uno con su padre y otro que no vive. José alega que no saldrán con vida a no ser que traigan a su hermano menor (quien sería su hermano por ambos padres), por eso, les dice que manden a uno para que busque a su hermano menor y los demás se quedarán en la cárcel. Esto era una manera de José comprobar, según parece, que estos hombres decían la verdad, aunque sabemos que haya simplemente una forma de vengarse de sus hermanos y lograr ver a su hermano menor.

Versículos 17 al 24

Luego de los tres días, José le dijo que él era un hombre temeroso de Dios. Por tanto, les propuso librar sus vidas solamente quedándose uno como motivo. Lo interesante es que, al momento de aceptar la propuesta de José, se dijeron el uno al otro que estaban pagando lo que le hicieron a José. En todo ese tiempo su pecado los persiguió, y ahora sabían que estaban pagando por lo que hicieron. No solamente se ven a sí mismos a causa de este pecado, sino que además reconocen de que fueron inmisericordes a los lamentos de su propio hermano.

El mismo Rubén interviene, el único que trato de salvar la vida de José, alegando que el mismo les dio una advertencia sobre aquello, pero que ahora tendrían que pagar por la sangre de su hermano. Es curioso, porque lo que había sucedido no tenía que ver con la sangre de José. De hecho, precisamente evitando esto es que no lo vendieron.

No obstante, estos pensaban que las palabras de ellos eran inentendibles para José porque él les hablaba por medio de un intérprete. En ese momento, mientras escuchaba a sus hermanos, y en especial cuando escucho la intervención de Rubén, se apartó de ellos y se echó a llorar. Cuando se recompuso, simplemente encarcelo a Simeón para mandar a sus hermanos de vuelta a casa.

Versículos 25 al 38

El hecho de que José no actuara realmente con venganza se nota en la generosidad con que trata a sus hermanos. Él ordenó, pues que llenaran sus bolsas, le repusieran el dinero y que además le dieran provisiones para el viaje. Allí, sin ellos saberlo, Dios estaba usando a José para guardar la vida de su pueblo.

Pero resulta que cuando acamparon, uno de ellos abrió su bolsa para dar de comer a su asno y resulta que allí estaba la bolsa de dinero. El mismo dio la noticia señalando que les habían devuelto el dinero y que allí, donde muy probablemente señalaba, estaba el dinero. En alguna otra ocasión esto sería una grata noticia ¡Pero era una noticia terrible!

En ese momento todos se llenaron de un terrible pavor, y se dijeron unos a otros ¿Qué es lo que nos ha hecho Dios? Esta pregunta demuestra un aspecto importante en la historia de José, que todas estas cosas acontecían por el cuidado de Dios. Claramente, ellos estaban aprendiendo una lección importante de vivir bajo el temor de Dios en esta tierra.

Acto siguiente llegaron ante su padre y allí hicieron un recuento de la historia. El autor de Génesis coloca el siguiente evento dentro del contexto de la conversación, de modo que vaciaron sus bolsas llenas de alimento, y mientras lo hacían se dieron cuenta de que allí estaba su dinero. Al ver esto se volvieron a llenar de temor, pero no solamente ellos, sino también su padre.

El mismo les recrimino diciendo que lo dejarían sin hijos, primero José, luego Simeón, y lo más probable también Benjamín, ¿Pensaría Jacob que sus hijos realmente se habrían robado el dinero? ¿Sospecharía de sus hijos que fueran hechos algo contra de José?, lo cierto es que en medio de su temor los responsabilizaba de hacerle daño y de quitarle sus hijos.

Rubén alega que, si algo le pasaba a Benjamín, Jacob podría matar a sus dos hijos. Esto era una forma de empeño, algo que implicaba el hacerse responsable del riesgo. No obstante, Jacob se negaba rotundamente, sabía que si moría el último hijo de Raquel él moriría de tristeza y se iría deprimido a la tumba.