En el corazón del libro de Génesis, encontramos un relato que ha capturado la imaginación y la fe de generaciones: la historia de Abram y su transformación en Abraham, el padre de muchas naciones. Génesis 17:1-8 no es solo un recuento de promesas divinas; es una ventana a la esencia misma de la fe, un testimonio de cómo la intervención divina redefine el curso de la historia humana.
Este artículo desentraña los versículos 1 al 8 del capítulo 17, explorando la profundidad teológica y el significado simbólico detrás de la revelación de Dios a Abram, su llamado a la perfección y la promesa de una descendencia que superaría todas las expectativas. A través de un análisis detallado, buscamos comprender cómo este encuentro entre lo divino y lo humano establece un legado de fe que perdura hasta nuestros días.
Versículo 1 al 2
El texto nos dice que Abram tenía 99 años cuando sucedió este evento, mientras que el pasaje anterior nos dice que tenía 86 años cuando nació Ismael (cp. 16:16), es decir, habían pasado 13 años desde los eventos narrados en el capítulo anterior. Ese mismo capítulo nos informa que Sara había pasado unos 10 años sin poder concebir, y la probabilidad, a medida que pasaba el tiempo, disminuía. Un total de 23 años de esterilidad.
El contraste de la conducta poco loable de Abram y Saray es contrastado: ¡Yo soy YHWH tu Dios, sé perfecto y vive delante de mi presencia! (cp. Ex. 20:1-2), lo cual es un aspecto importante, Dios se revela, se muestra, se relaciona y ordena en consecuencia ser perfecto y, al mismo tiempo, andar delante de su presencia, caminar junto a él, tener comunión con él.
No obstante, la revelación de Dios aquí es como “el Dios todopoderoso”, se muestra como el omnipotente que puede hacer todo lo que le place conforme a sus propósitos y gloria. Le da significado al resto de la revelación, al igual que la demanda de ser intachable y andar delante de su presencia. El término usado aquí para “andar delante de” es el mismo para describir a Enoc (cp. 5:22. 24) y a Noe (cp. 6:9), y expresa como Agar huía delante de Sara, su señora (cp. 16:8), en este caso el significado es el de andar o vivir delante de la presencia de Dios (coram Deo).
La traducción del versículo 2 es un tanto difícil, por un lado, la NVI traduce “Y así…” indicando que, una vez que Abram cumpla con lo indicado en el versículo 1, entonces Dios confirmará su pacto con Abram, desde un punto de vista teológico no es incorrecto pensar que fuese así, ya que en efecto Dios confirmo su pacto al poner a prueba a Abram a través del sacrificio de Isaac y confirmo el pacto con un juramento (cp. Gen. 22: 12, 16, 17; Sal. 105:8-11; Gal. 3:17-18).
Al mismo tiempo, la traducción “hacer un pacto…” no parece ser congruente con las declaraciones de las Escrituras en el capítulo 15, Dios ya había hecho un pacto con Abram. Lo que parece indicar que en este pasaje lo más congruente es pensar en la confirmación del pacto ya hecho. Igualmente, la pregunta que se hizo en capítulo 15 viene a la memoria en este momento ¿Qué de mi descendencia? El Señor responde que él multiplicará su descendencia en gran manera.
Versículos 3 al 8
La reacción de Abram fue postrarse sobre su rostro ante Dios, como respuesta ante la revelación de Dios. El Señor, por su parte, muestra de que trata el pacto que había hecho con él, ya que en el capítulo 15 solamente vemos una leve revelación y los actos fueron más simbólicos que explicativos.
La forma como está construida la declaración del versículo 4 es interesante, algunas traducciones lo redactan así “por mi parte, este es mi pacto contigo”, la idea es la de una declaración personal para con Abram, “Este es el pacto que establezco contigo” (NVI), “Este es mi pacto contigo” (NTV), “Este es el pacto que hago contigo” (DHH), la sección empieza con una partícula enfática o que llama la atención, generalmente traducida como “he aquí…” generalmente usada para dar énfasis y llamar especial atención sobre algo.
Este pacto: tú serás el Padre de una multitud de naciones. Lo que implicaba que su descendencia igualmente sería numerosa, porque él sería Padre de una multitud de naciones. Por ello, en este texto se cambia el nombre de Abram (significado padre enaltecido) a Abraham (padre de naciones), la razón es porque Dios lo ha confirmado como padre de multitud de naciones.
Dios no llama Abram, padre de multitud de naciones, porque tuviera, en ese momento, una multitud de hijos, puesto que solamente tenía uno y había sido con una esclava, Dios lo hace viendo aquello que la ve con claridad el futuro glorioso donde los santos dominen la tierra (cp. Gal. 3:28-29; Ro. 4:11-18).