Filipenses es una de las cartas más personales y emotivas del apóstol Pablo, es la que escribió a los cristianos de Filipos. En ella, Pablo expresa su profundo amor por ellos, su gratitud por su participación en el evangelio y su anhelo de que crezcan en la fe y la santidad. Sin embargo, también advierte a los filipenses sobre los falsos maestros que intentan desviarlos de la verdad y de la libertad que tienen en Cristo.

En los versículos 18 y 19 del capítulo 3, Pablo describe a estos enemigos del evangelio con palabras muy duras y contrasta su destino con el de los verdaderos creyentes. Él dice que ellos son “enemigos de la cruz de Cristo, cuyo fin es perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que solo piensan en lo terrenal”.

Estas palabras nos muestran el carácter, la conducta y la condenación de los que se oponen al mensaje de salvación por gracia mediante la fe en Jesucristo. En este artículo, vamos a explicar el significado y la aplicación de estos versículos para nuestra vida cristiana.

Versículo 18

Ahora, parece que Pablo hace un contraste entre la conducta ideal, aquella que deben imitar y observar en el cómo en hermanos semejantes al modelo, y menciona a los enemigos de la cruz. Pero Pablo afirma que esto lo dice no como algo nuevo, sino como algo que ya lo ha dicho en varias ocasiones, en esta ocasión lo dice con lágrimas, y es que muchos se comportan como enemigos de la cruz de Cristo.

Parece poco probable que Pablo se refiera a los judaizantes, aquí el apóstol se centra en el comportamiento, y dice que se comporta como si fueran enemigos de la cruz de Cristo, es decir, como aquellos que están en contra del santo evangelio. No parece ser una expresión que aparezca literalmente en otras porciones de la Escritura.

¿Está Pablo pensando aquí de personas de la iglesia (cp. 1:15), o de los judaizantes (cp. 3:2)? En el versículo 20 Pablo afirma que “en cambio” (adversativo en relación con los descritos), nosotros somos ciudadanos del cielo.

Además, dice que su destino es la destrucción, adoran al Dios de sus propios deseos, se enorgullecen de lo que es su vergüenza (cp. 3:3), solo piensan en lo terrenal (v. 19 cp. 4:8-9). De modo que lo más natural, viendo el panorama completo, que aquí Pablo se refiera a falsos creyentes, quienes son enemigos de la cruz de Cristo.

Versículo 19

El destino de estas personas es la condenación eterna. Estos adoran al dios de sus propios deseos, es decir, les rinden culto a sus propios deseos, viven para satisfacerlos (Ro. 16:8) y están reprobados a causa de ellos. Aún más estos sienten orgullo por actos deshonrosos.

Esta descripción parece ser fuera de a la norma de los judaizantes, al menos en el caso de los Colosenses su forma de actuar era totalmente lo contrario (cp. 2:20-23). Entonces, ¿Ante qué estamos en este texto?

En la Escritura la descripción dada aquí encaja más con los falsos maestros (cp. 2 Pe. 2:13; 2 Ti. 3:3-4; Ro. 16:18), mientras que los judaizantes, al ser rígidos guardadores de la ley, no iban en pos de sus propios placeres, sino que más bien procuraban ser abstemios en muchos casos para así ganarse la salvación.

No obstante, Pablo no menciona una enseñanza, sino que más bien parece ser una forma de influencia posible, es decir, estos son cristianos sensualistas, falsos cristianos que viven para satisfacer sus propios deseos.

Además, sus mentes no están puestas en el cielo (cp. Col. 3:1), sino que está puesta en la tierra (cp. 2 Co. 4:18; Ro. 8:5-7; Mt. 16:23; Sal. 4:6-7). Sus intereses, su dios, su mente, muestra que no son renacidos, que son enemigos de la cruz y que están apartados de Dios. Enemigos de Dios.

Viendo este texto en consideración al problema principal de este texto, Pablo muestra el ejemplo y el imitar a los buenos cristianos. Estos falsos cristianos son influencia, ahora, Pablo les exhorta dejar de ser influenciables por ellos, si no más dejarse influenciar por la conducta del apóstol y de los que son como ellos.