Pablo y Epafrodito

Explicación de Filipenses 2:23-24

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Una de las cartas más conmovedoras y profundas del Nuevo Testamento es la epístola de Pablo a los Filipenses. En ella, el apóstol expresa su amor, su gratitud y su ánimo a la iglesia de Filipos, que había sido fundada por él mismo en su segundo viaje misionero. También les comparte sus experiencias personales, sus luchas, sus esperanzas y sus planes futuros.

En el capítulo 2 de esta carta, Pablo les exhorta a tener la misma actitud de humildad y servicio que tuvo Cristo, quien se hizo hombre y se entregó hasta la muerte en la cruz. Luego, en los versículos 23 y 24, el apóstol les dice que espera enviarles pronto a Timoteo, su fiel colaborador, para conocer las noticias de ellos y animar su corazón.

También les dice que confía en el Señor que él mismo podrá visitarles en breve. Estos versículos nos muestran el afecto y la confianza que Pablo tenía tanto en Timoteo como en los Filipenses, y también su dependencia de la voluntad de Dios para su vida y su ministerio.

Versículos 23 al 24

Hasta este punto Pablo deja claro que ha de enviar a Timoteo, pero lo hará a penas se aclaren sus asuntos, término que puede significar fijar la mirada o aclarar la mirada (aquí y en Heb. 12:2), claramente Timoteo estaba allí sirviendo y arreglando asuntos que, a causa de su encarcelamiento, Pablo no podía atender. Es bastante probable que Pablo haya mandado a Timoteo para el consuelo de los filipenses en abnegación a sus propias necesidades.

Aun mismo, él aún sostiene la esperanza de que el mismo irá y los verá directamente. No obstante, sabemos que esto no sucedió.

Ahora bien, todo lo que parece transmitir este pasaje hasta aquí es el deseo de “yo cobre ánimo al recibir noticias de ustedes” (v. 19). Aquí Pablo ejemplifica lo dicho anteriormente, puesto que demuestra así que necesitaba de sus hermanos y anhelaba saber que los frutos de los filipenses fueran evidentes de tal modo que pueda descansar en el hecho de que no ha corrido en vano.

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