Filipenses es una carta que el apóstol Pablo escribió a la iglesia de Filipos, una ciudad de Macedonia, desde su prisión en Roma. En esta carta, Pablo expresa su gratitud, su amor y su confianza en los filipenses, que habían sido sus colaboradores en el evangelio desde el principio de su ministerio. Pablo también les anima a vivir de una manera digna del evangelio, a mantener la unidad y la humildad, y a regocijarse en el Señor a pesar de las circunstancias adversas.
En los versículos 4 al 6 del primer capítulo, Pablo dice: “siempre en todas mis oraciones, rogando con gozo por todos vosotros, por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora; estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Estas palabras revelan el corazón de Pablo por los filipenses y su certeza de que Dios seguirá obrando en ellos hasta el final. En este artículo, vamos a analizar el significado y la aplicación de estos versículos para nuestra vida cristiana.
Versículo 4
La primera parte “en todas mis oraciones por ustedes” corresponde a la línea de pensamiento del versículo anterior, de forma que se lee “cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis oraciones por ustedes…” (NVI), aunque esta última traducción busca separar el pensamiento, creo que es mejor verlo tal como aparece en esta traducción.
De forma que el pensamiento seria uno solo “En todas mis oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría”, ahora esto muestra que para Pablo el orar por los Filipenses era un asunto de frecuencia, y constancia.
Pero esta oración era acompañada con alegría, el recuerdo traía a la oración y la oración era con profunda alegría. En este versículo aparece por vez primera la palabra alegría o gozo como un sustantivo, y aparece unas otras cinco veces en el libro (Fil. 1:25; 2:2, 29; 4:1). El corazón de Pablo sentía alegría por sus amados filipenses en medio de la oración, porque tenía un profundo agradecimiento a causa de los frutos que estos hermanos estaban dando.
Claramente la oración no era construida por puras palabras de agradecimiento, Pablo tenía motivos para orar por todos los hermanos en Filipos, pidiendo por su vida espiritual, por los problemas y los peligros que presentaban en la congregación y por los cuales estaban pasando.
Versículo 5
Una de las razones por las cuales Pablo expresa gratitud es por la participación en el Evangelio (1:5), al igual que el término “koinonia” se usa en sentido de participación, al igual que en 3:10, y a mi parecer expresa el servicio y la entrega al Evangelio de forma práctica. La participación es en la causa del Evangelio, aunque la palabra “causa” no aparezca, si está implícita.
Eso ha sido el historial de los filipenses, porque ha sido desde el primer día hasta ahora. De modo que ellos han estado participando en la causa del Evangelio desde su conversión hasta el presente, cuando Pablo escribía la carta, es un gran gozo recordar la vida de los hermanos desde sus inicios hasta la presente fecha y ver que no han dejado de esforzarse en la gracia, que no han dejado de contribuir a la expansión del Evangelio.
No obstante, hay otra posición en la cual comunión hace referencia a la comunión cristiana en general: en Cristo, sus dones, la fe, el amor los unos a los otros, etc[1]. No obstante, aquí mantengo la primera posición. Pero, ¿En qué consiste esta participación? El término Evangelio aparece en varias ocasiones en Filipenses (1:7, 12, 17, 27; 2:22; 4:3, 15), es una de las cartas que mas repite el termino. Como aparece en 1:12, la idea de Pablo de Evangelio no es simplemente el mensaje proclamado sino la realidad del Reino de Dios por medio de la conversión, preservación de la gloria de Dios en la Iglesia por medio de abundantes frutos.
Ciertamente los Filipenses luchaban por el Evangelio (1:27; 4:3), defendían el Evangelio (1:17), al igual que lo vivían y se comportaban dignamente de Él (1:17), como también la participación y la ayuda por medio de ofrendas (4:15). Esta participación tanto en este texto como a nivel general en la carta implica una participación activa de la Iglesia en el ministerio y en la expansión del reino de Dios en sus propias vidas y en la vida de los incrédulos, siendo así participantes con Pablo en su ministerio.
¿Son nuestras iglesias, nuestros miembros (todos ellos), al igual que la Iglesia de Filipos participantes del Evangelio? ¿Son participantes de la preservación, proclamación, y manutención del ministerio de la gracia? –Vemos el fruto del ministerio de Pablo entre estos hermanos, vemos en Hechos 16 como los frutos se evidenciaron en un servicio hospitalario prestando sus casas para hacer descansar a sus ministros y también para preservar el santo culto a Dios. Los miembros son llamados a ser participantes, y así llenar de gozo el corazón de sus ministros, lo cual genera igualmente gozo en el corazón de Dios. El gozo del ministro es saber que Dios se goza en su Iglesia, y genera en Él placenteras sonrisas de amor, como quien ve su amada ataviada con los más bellos collares, y adornada, hermoseada y preparada para Él.
Versículo 6
El Apóstol está completamente convencido, y en esto encuentra el gozo para su alma: el que empezó la buena obra en ustedes la perfeccionara. Ahora esto implica la obra inicial del Evangelio en las vidas de los cristianos en Filipos, si recordamos la historia sabemos que Dios “abrió el corazón de Lidia” (Hch. 16:11-15) dando frutos de gratitud para los siervos del Señor. Así que el Apóstol tenia esta plena seguridad de que Dios quien el mismo había observado el inicio de su obra en la vida de ellos la culminaría, Dios no deja relatos o cuadros incompletos.
Esto es descrito como la buena obra ¿Existe esta expresión en algún otro lugar? Las veces que sale esta expresión en otras ocasiones se utiliza para referirse a las obras de obediencia que debería tener un cristiano (2 Co. 9:8; 2 Ti. 2:21; 3:17) puesto que la Escritura nos perfecciona para toda buena obra es de entender que esta buena obra hecha en nosotros en conforme a la Palabra de Dios.
La Palabra aquí utilizada significa completar, llevar a feliz término, perfeccionar o madurar, y se utiliza en distintos contextos (2 Co. 7:1; 8:6; Gal. 3:3; 1 Pe. 5:9-10). Aquí claramente Pablo puede estar pensando en el orden de la salvación y el compromiso de Dios mismo de traer a la gloria a sus Hijos (Rom. 8:29-30).
Puesto que la culminación es hasta el día de Cristo toma un punto de partida (la conversión) y un punto de culminación escatológica (la segunda venida de Cristo), lo que implica que la perfección no se alcanza en esta vida sino en el día de Cristo, no obstante, el acto de perfeccionar se extiende en todos aquellos días que no son los días de Cristo.
En estos dos versículos se muestra la perseverancia humana (vv. 4-5) y la perseverancia de Dios (v. 6), esta doble perseverancia es la sub-idea de la gratitud de Pablo (cp. Fil 2:12-13; 2 Ts. 2:13), y con esto señala su razón en relación al gozo y el avance del Evangelio. La fidelidad de Dios con respecto a su obra es inamovible e inmutable, Dios ha de cumplir sus propósitos no importa cuáles sean los obstáculos.
La perseverancia tanto en la evidencia práctica, como en la promesa de Dios genera gozo porque muestra y promete fruto para vida eterna y llama a vivir para la gloria de Dios.
[1] Ver Hendriksen pag. 64-65.