El Libro de Eclesiastés es atribuido tradicionalmente al rey Salomón. Es un libro de reflexión que examina el significado de la vida y el trabajo humano a la luz de la mortalidad y la naturaleza temporal de todas las cosas. El autor, conocido como «el Predicador» o «Qohelet», busca la sabiduría en medio de la incertidumbre y la aparente futilidad de la vida, ofreciendo lecciones sobre cómo vivir sabiamente.
Capítulo 1
El Predicador comienza el libro con la famosa declaración: «Vanidad de vanidades, todo es vanidad». Reflexiona sobre el ciclo interminable de la naturaleza y la vida humana, observando que todo parece repetirse sin cambio ni propósito real. A pesar de todos los esfuerzos del hombre, nada nuevo se descubre bajo el sol. Los logros y la sabiduría humana parecen fútiles, ya que todo finalmente será olvidado.
Capítulo 2
El Predicador describe su búsqueda de placer y sabiduría, probando todo tipo de lujos, trabajos y diversiones. Se entregó a la riqueza, la construcción de grandes obras y al disfrute de placeres, pero al final llegó a la conclusión de que todo era vanidad y correr tras el viento. Aun en la sabiduría, que él consideraba superior a la locura, encontró una cierta frustración, pues la sabiduría también conduce a la muerte, al igual que la necedad. Todo lo que se ha ganado en esta vida eventualmente será entregado a otro.
Capítulo 3
Este capítulo presenta el conocido pasaje sobre el «tiempo para todo». El Predicador afirma que todo en la vida tiene su momento adecuado, desde el nacimiento hasta la muerte, desde la alegría hasta el llanto. Reflexiona sobre cómo Dios ha establecido estos tiempos, pero los humanos no pueden comprender el propósito completo de lo que Él hace. Al final, concluye que lo mejor es disfrutar del trabajo y las bendiciones que Dios nos da, ya que la vida es pasajera.
Capítulo 4
El Predicador observa las injusticias y sufrimientos en el mundo, viendo cómo los oprimidos no tienen consuelo. Lamenta que el poder esté en manos de los opresores y que los muertos estén en mejor situación que los vivos. Reflexiona también sobre el aislamiento, afirmando que es mejor estar acompañado, ya que dos son mejor que uno. El trabajo en soledad es vano y no produce verdadera satisfacción. Finalmente, señala la inestabilidad del poder, ya que el liderazgo siempre será reemplazado.
Capítulo 5
Aquí el Predicador advierte sobre la importancia de acercarse a Dios con reverencia. Reflexiona sobre la inutilidad de hacer votos a la ligera y el peligro de las palabras imprudentes. También ofrece una advertencia sobre la acumulación de riquezas, señalando que el amor al dinero nunca satisface, y que los ricos solo añaden preocupaciones a sus vidas. Concluye que la mejor manera de vivir es disfrutar de las bendiciones que Dios da y estar agradecido por el trabajo y la vida.
Capítulo 6
El Predicador continúa reflexionando sobre las riquezas, señalando que muchos no pueden disfrutar de sus bienes, ya sea por la muerte prematura o por no saber cómo usarlos adecuadamente. La insatisfacción y la incapacidad de encontrar sentido en la vida afectan tanto a ricos como a pobres. Afirma que es mejor disfrutar lo poco con contentamiento que tener mucho y estar insatisfecho. Finalmente, concluye que la vida está llena de incertidumbre y que el hombre no puede prever lo que sucederá después de él.
Capítulo 7
Este capítulo presenta una serie de proverbios sobre la sabiduría, el sufrimiento y la muerte. El Predicador afirma que el sufrimiento y la tristeza a menudo enseñan más que el placer. La sabiduría es mejor que el oro y es una protección, pero también observa que no siempre puede evitar los problemas de la vida. Se reflexiona sobre la naturaleza humana, afirmando que nadie es completamente justo ni sabio, y que debemos ser moderados en todas las cosas. Concluye afirmando que, aunque la sabiduría es deseable, el pecado y la necedad son comunes en el hombre.
Capítulo 8
El Predicador habla sobre la autoridad y cómo debemos someternos a ella, ya que todas las autoridades están bajo el control de Dios. Aunque a menudo no podemos entender el porqué de las injusticias, se nos insta a confiar en la sabiduría divina. Observa cómo los malvados a veces prosperan, lo que resulta confuso e injusto. Sin embargo, concluye que el temor de Dios y el disfrute de la vida son lo mejor que el hombre puede hacer, ya que el futuro es incierto y no se puede predecir lo que ocurrirá.
Capítulo 9
El Predicador reflexiona sobre la universalidad de la muerte. Tanto justos como malvados, sabios y necios, todos enfrentan la misma conclusión: la muerte. La vida es incierta y breve, por lo que debemos aprovecharla al máximo mientras tengamos tiempo. Se anima a disfrutar de la vida, el trabajo, el amor y las bendiciones que Dios da, ya que después de la muerte no hay oportunidades. También observa que, a menudo, la sabiduría no es reconocida ni recompensada adecuadamente en la sociedad.
Capítulo 10
Este capítulo presenta una serie de proverbios sobre la sabiduría y la necedad. El Predicador advierte que un pequeño error puede arruinar mucha sabiduría, y que la insensatez es evidente en quienes no saben comportarse adecuadamente. La sabiduría, en cambio, dirige al hombre por el camino correcto. También se menciona que los líderes necios traen caos a una nación y que es peligroso hablar mal de ellos, incluso en privado. Se recomienda prudencia y diligencia en el trabajo y en la vida cotidiana.
Capítulo 11
El Predicador insta a disfrutar de la vida y a ser generoso, afirmando que es importante aprovechar las oportunidades mientras se pueda. Se nos anima a ser diligentes y a no preocuparnos demasiado por el futuro, ya que hay muchas cosas que están fuera de nuestro control. También se destaca que la vida está llena de incertidumbres, por lo que debemos vivir de manera prudente y sabia, pero sin paralizarnos por el temor a lo desconocido. La juventud debe disfrutar de su vigor, pero también recordar que Dios traerá todo juicio al final.
Capítulo 12
El libro concluye con una exhortación a recordar al Creador en los días de la juventud, antes de que lleguen los días de la vejez y la muerte. El Predicador describe poéticamente el deterioro del cuerpo con el paso del tiempo y cómo todo vuelve a su origen: el polvo a la tierra y el espíritu a Dios. Finalmente, se reafirma la idea de que todo es vanidad. Sin embargo, el Predicador concluye con una verdad importante: el deber del hombre es temer a Dios y guardar Sus mandamientos, porque Dios traerá todo a juicio, incluso lo que está oculto.