1 Pedro 1:22 es un solo versículo que contiene mucho contenido. Pero la idea principal del texto es el amor entrañable que debe existir entre hermanos en la fe. El apóstol Pedro nos enseña como debe ser el amor entre cristianos, y especialmente, entre hermanos de una misma congregación. 

Este es un mensaje especialmente importante para nuestros días, cuando muchos se congregan en la iglesia y ni siquiera saludan a sus hermanos. Cuando existe envidia, rencores, egoísmo y desprecio hacia otros creyentes. 

¡1 Pedro 1:22 tiene mucho para enseñarnos! 

Veamos su explicación. 

Vs. 22

“Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro”. 

Para entender mejor este versículo debemos interpretarlo en sus tres partes naturales. Debemos a detalle cada división del texto: 

Vs. 22a

En muchos lugares de la Biblia, la fe se describe como una obediencia al evangelio, al llamado de Dios o a la palabra de Dios. Así es el caso en los siguientes pasajes: Gálatas. 5:7; Efesios. 1:13; 1 Timoteo. 4:3; 2 Tesalonicenses 1:8.

Y tiene sentido porque el que cree en Cristo atiende al llamado de Dios, se somete al plan de Dios, se pone bajo el señorío de Jesucristo. Todo el que pone su fe en Cristo obedece a la verdad. 

Y sabemos que el texto aquí está hablando del momento de la conversión, porque todos los que obedecen a la verdad del evangelio purifican sus almas, es decir, reciben la regeneración y el nuevo nacimiento.

La regeneración como resultado de la fe en el evangelio es la base para el amor a los hermanos. Lo que Pedro está queriendo decir es que un corazón regenerado, que ha sido purificado por la palabra, y que nacido de la simiente incorruptible, que es la Palabra de Dios, debe amar a sus hermanos en la fe. 

El amor es una consecuencia de haber conocido a Dios y su Palabra. De haber sido limpiado de sus pecados. 

El que ha sido purificado de las maldades de su corazón debe amar a su hermano porque para eso ha sido regenerado. Un corazón que no ama a la iglesia no conoce a Dios. Por eso Juan dice: 

 1 Juan 2:9-10 “El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo..” 

Aquí “estar en luz” significa haber conocido a Dios, haberle amado, y haber sido cambiado por esa luz de tal manera que ya no somos oscuridad, sino que ahora también somos luz igual que Dios. 

Y si somos luz, es decir, si hemos sido regenerados, entonces debemos amar a nuestros hermanos. Decir que estamos en luz pero aborrecemos a los hermanos demuestra que somos mentirosos y que estamos en oscuridad. Decir que nuestras almas han sido purificadas pero no amamos a los hermanos, significa que aun estamos muertos en delitos y pecados.

Vs. 22b

“Mediante el Espíritu”. 

En muchos pasajes de la Biblia, se muestra que es el Espíritu Santo el que nos hace nacer de nuevo y quien lleva a cabo la purificación de los pecados en los creyentes (Tit. 3:5). 

Este es otro argumento más para amar a los hermanos. El que tiene al Espíritu de Dios en sí debe amar porque Dios es amor (1 Jn. 4:7-9). De hecho, el fruto del Espíritu comienza por el amor (Gál. 5:22). Y el amor del Espíritu Santo produce un amor en términos de 1 Corintios 13, 

Si tenemos el Espíritu Santo dentro de nosotros, es imposible que no amemos. Porque el Espíritu de Dios nos mueve a andar en amor con todas las personas, pero especialmente con quienes estamos unidos en Cristo Jesús (Ef. 4:4-6). 

Vs. 22c

“(…) para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro”. 

Aquí tenemos 4 características del amor cristiano: 

• Debe ser fraternal

La palabra que se traduce aqui como amor es filadelfia, que significa un amor amistoso, un amor que existe entre hermanos y amigos cercanos, como miembros de la familia.

Los creyentes deben amarse como amigos, como hermanos, como familias.

Las amistades más cercanas de un cristiano deben estar en la iglesia. Es más, un cristiano debe tener más cercanía con sus hermanos en la fe que con los incrédulos, ya que tiene más cosa en común con ellos. 

Los hermanos de la congregación deben confiar entre sí, ser cercanos, ser buenos amigos. La desconfianza, la distancia y la superficialidad entre relaciones cristianas no es agradable delante de Dios.   

• No debe ser fingido

Literalmente significa: “sin hipocresía.” De hecho, la palabra griega es anupokritos, palabra de la cual proviene “hipocresía”. Significa que el amor entre hermanos debe ser  genuino, sincero, verdadero, sin hipocresía, sin fingimiento, sin simulaciones.

Romanos 12: 10 “amor sincero” describe un amor que le importa el bien de los hermanos y pone sus dones al servicio de la Iglesia, es un amor que tiene alta estima a los demás, es fraternal. En ese sentido “sin hipocresía” aquí se refiere a un amor que ama de corazón y que se manifiesta en hechos, esfuerzos y estima.

En 2 Corintios 6:6 se usa en referencia al servicio. Pablo y sus compañeros servían con tal amor a Dios, a la Iglesia y a la obra, que estaban dispuestos a sufrir quejas, martirios, azotes, calumnias, hambre, desnudez, etc. 

Este servicio amoroso es sincero porque soporta todo tipo de cosas. En ese sentido, un amor no sincero, o un servicio hipócrita como es superficial y fingido no está dispuesto a sufrir todas estas cosas. Aquí “sin hipocresía” se refiere a un amor tan verdadero que lucha por lo que ama estando dispuesto a sufrir todo.

En Santiago 3:17 “sin hipocresía” se usa en el contexto donde se habla de que la verdadera sabiduría produce hermandad y no rivalidad. Aquí Jacobo está exhortando a los hermanos a no decir que son sabios cuando buscan rivalidades y pleitos con los demás. 

Ser sabio es igual amar al prójimo. No solo decirlo con la boca sino también demostrarlo con los hechos. Sin hipocresía aquí quiere decir llevar una vida conforme a lo que confesamos.  Si somos sabios, entonces debemos amar a los hermanos. Debemos vivir “sin hipocresía.”

Este amor no es superficial, no es fingido, no es meramente una apariencia, es un amor que proviene de un cambio de corazón. Es un amor que sale desde lo más íntimo de un corazón purificado. No es una careta. 

Es una amor real e interno, porque el Evangelio ha cambiado el corazón para hacer amar de esa manera. Es un amor que no proviene de los intentos externos del hombre por amar, o hacer creer que ama, es un amor que proviene de Dios, y del cambio que él produce en los corazones, es un amor real. No es fingido, ni disimulado ni en apariencia, es profundo, real, sincero y verdadero.

• Debe ser entrañable

El amor entrañable o ferviente es lo contrario a hipocresía. Aquí Pedro describe con más claridad qué es amar sin hipocresía. Él describe todo lo contrario a un amor hipócrita. Si el amor hipócrita se caracteriza por ser exterior, superficial y falso, el amor entrañable en ser interior, profundo, ferviente, y verdadero. Si el que ama hipócritamente ama poco o no ama nada al hermano, entonces el que ama fervientemente ama en gran manera al cuerpo de Cristo.

El amor falso ama tan poco a la otra persona que no le interesa su bien espiritual ni físico, se interesa sólo por sí mismo y de sus asuntos. El amor ferviente es tan intenso que hace todo lo posible para buscar el bien espiritual y físico de sus hermanos. 

Se interesa en gran manera de la vida del otro y de los asuntos que tienen que ver con su vida, y está muy dispuesto a abandonar lo suyo con tal de buscar el bien del hermano.

Ama con pasión, ama con interés, ama con emociones y sacrificios. Así debemos amar a nuestros hermanos. 

• Debe venir de un corazón puro 

El amor cristiano proviene del amor hacia Dios. Y así como el amor a Dios es aquel que proviene del corazón, así mismo el amor cristiano. 

Es un comprometido, real, sufrido, que busca el bien de su hermano y soporta el mal. Proviene de un corazón regenerado, por lo que no guarda rencor hacia su hermano, no le odia, no busca su mal, no peca contra él.

En este artículo te hemos expuesto de forma específica este texto, pero puedes ver una explicación del capítulo general en nuestro artículo de 1 Pedro 1 explicación versículo por versículo.

Conclusión

El amor cristiano entre hermanos en la fe es un resultado de la fe en Jesucristo y de experimentar el amor de Dios en nosotros. 

Todo el que tiene el Espíritu de Dios y ha nacido de nuevo conoce el amor de Dios, y por tanto, ama a su hermano. 

La exhortación de este versículo es que evitemos la hipocresía amando fraternal y entrañablemente desde nuestros corazones.